Queridos hermanos y hermanas, les invito a que reflexionen y mediten en los mensajes de Fátima. En las primeras apariciones a los tres pastorcitos, cuando el Señor me envió a manifestarme a ellos, se les preparó el corazón y se les invitó, a ellos, a la devoción a los Sagrados Corazones de Jesús y de María.
Los tres pastorcitos con mis mensajes, en las tres apariciones comprendieron la importancia en consagrarse y entregarse a los Corazones de Jesús y de María, como almas víctimas y reparadoras que centren su vida en la Presencia Real de Jesús, en el Santísimo Sacramento del Altar, de la Eucaristía. Los tres niños de Fátima, entonces, se hicieron apóstoles eucarísticos de los Sagrados Corazones de Jesús y de María; y al final de las apariciones también se hicieron hijos de San José, al verlo sobre el sol el día de la última aparición.
Los tres pastorcitos con mis mensajes, en las tres apariciones comprendieron la importancia en consagrarse y entregarse a los Corazones de Jesús y de María, como almas víctimas y reparadoras que centren su vida en la Presencia Real de Jesús, en el Santísimo Sacramento del Altar, de la Eucaristía. Los tres niños de Fátima, entonces, se hicieron apóstoles eucarísticos de los Sagrados Corazones de Jesús y de María; y al final de las apariciones también se hicieron hijos de San José, al verlo sobre el sol el día de la última aparición.
Por eso, pequeños apóstoles, ustedes deben amar de verdad a los Sagrados Corazones de Jesús, José y María, y centrar sus vidas en la Sagrada Eucaristía. Así, viviendo los mensajes, serán verdaderos hijos de la gran Promesa de Fátima.
Los hijos de Fátima, son los hijos de los Sagrados Corazones de Jesús, José y María en estos últimos tiempos.
Pequeños apóstoles, amen a la Sagrada Familia y sean adoradores eucarísticos, y que la gran Promesa de Fátima, con sus disposiciones de corazón, se haga vida en ustedes.
Que el Corazón Doloroso e Inmaculado de la Reina Celestial triunfe ahora y siempre. La Bendición del Cielo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Sea adorado Jesucristo en todos los Tabernáculos del mundo. Amén.
Los hijos de Fátima, son los hijos de los Sagrados Corazones de Jesús, José y María en estos últimos tiempos.
Pequeños apóstoles, amen a la Sagrada Familia y sean adoradores eucarísticos, y que la gran Promesa de Fátima, con sus disposiciones de corazón, se haga vida en ustedes.
Que el Corazón Doloroso e Inmaculado de la Reina Celestial triunfe ahora y siempre. La Bendición del Cielo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Sea adorado Jesucristo en todos los Tabernáculos del mundo. Amén.