Queridos hijos, deseo transmitirles, desde Mi Corazón a sus corazones, la Paz de Mi Hijo.
¿Por qué se inquietan? ¿Por qué desconfían? ¿Por qué reniegan? ¿Por qué tanta inseguridad observo en sus corazones? Sólo los hombres que no conocen a Dios pueden vivir así, solamente los hombres que no conocen el Amor de Jesús pueden estar inseguros, con miedo y sin confianza.
Acaso, hijitos Míos, ustedes ¿aún no conocen a Jesús? ¡Cuánto tiempo Mi Hijo ha estado entre ustedes, les ha enseñado en Su Palabra, los ha alimentado con Su Cuerpo, los ha asistido con los Sacramentos y aún no conocen a Jesús!. Queridos hijos, eso sucede porque no oran lo suficiente, solamente quien no ora, no conoce a Jesús, no está en paz, y si oras pero no tienes paz es porque debes orar con el corazón.
Amados hijos, son Mis Últimos Llamados para la humanidad y quiero guiarlos por el camino de la Verdad, del Evangelio y de la Cruz. Por favor, hijitos Míos ¡les exhorto! atiendan Mis Palabras. Sólo hasta que obedezcan Mis Llamados el mundo podrá obtener la Paz, sólo hasta que confíen en Nuestros Sagrados Corazones podrán obtener la Paz para ustedes, sus familias, para el mundo entero. No desoigan a Su Madre, el mundo ya ha sido lo suficientemente indiferente con Vuestra Madre.
Les doy Mi Bendición ¡con un Corazón lleno de preocupación! porque Mis hijos no me quieren escuchar. Soy la Madre de la Angustia y del Dolor porque no quiero que ni uno de ustedes se pierda. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amen.