En el principio de la creación del hombre, Dios Padre Tierno y Misericordioso quiso gloriarse en las creaturas.
El hombre, siendo creatura, desconfió de la enseñanza del Padre, por esta rebelión entró el pecado, rebelión que inició con Adán y Eva.
En estos Últimos Tiempos, envía, Dios Padre Tierno y Misericordioso, a Jesucristo, nuevo Adán y a nuestra Señora, nueva Eva, y a mí, San José, como primogénito de esta estirpe de pueblo reparador. Jesús y María reparan lo que Adán y Eva no hicieron conforme a la caridad y a la Divina Voluntad.
Por eso, SER APÓSTOLES DE LOS SAGRADOS CORAZONES ES SER APÓSTOLES DE LA REPARACIÓN.
Los bendigo con mi bendición paternal.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.