Queridos apóstoles de Mi Inmaculado Corazón, les invito a orar con más fe y sentir en vuestros corazones la presencia del Espíritu Santo y Mi Amor Maternal, que es el Amor Santo y Divino que sana vuestros corazones, sana vuestros espíritus y vuestras enfermedades.
Porque el Amor Santo y Divino, que procede de la unión del Espíritu Santo y y de los Corazones Unidos de la Madre y del Hijo, dan Vida y lo renuevan todo. Por eso, pequeños, entréguense cada día más, oren más.
Oren para que se enamoren de vuestra misión y acepten Nuestros Llamados de Amor y de Conversión. Mis pequeños hijos, Mi Corazón Inmaculado se regocija en los corazones pequeños y sencillos que se abren para alabar a Jesús.
Queridos hijos, Yo nunca les dejo solos y les invito a ser parte, cada día de vuestras vidas, de Mi Ejército Mariano que espiritualmente lucha por extender el Reino de la Palabra de Dios en el mundo entero. Reino de la Palabra de Dios que se ha hecho Carne en Mi Vientre y que está ahora Sacramentado en todos los Tabernáculos del mundo.
Hijitos, adoren, reparen, consuelen al Corazón de Mi Hijo, y no se cansen de orar.
Lean al Profeta Ezequiel, capítulo 5.
Les amo y les bendigo, en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.