Yo soy su Madre del Perpetuo Socorro
Soy su Madre del Perpetuo Socorro, a quien invocan mis amados hijos, vengo a socorrer a mis hijos, vengo a socorrer a mis pequeños hijos, que sufren las aflicciones de la vida y los sufrimientos de la pequeñez humana.
Mis muy queridos hijos, los problemas y dificultades de la vida son inevitables, pues bien sepan que, desde cuando el pecado entro en el mundo, desde cuando el pecado entro en el corazón del hombre, hay muerte, tristeza y aflicción (Romanos 5, 12).
Hijo, cada dolor ofrecido al Padre Eterno junto a los dolores de mi Hijo y los dolores de mi Corazón Maternal, tienen gran valor para su alma en la eternidad. Si supieran mis pequeños cuanto pueden hacer por la salvación de la humanidad. Cuando me ofrecen sus sufrimientos las almas sanan; los enfermos se curan, los pecados son expiados, los pecadores se arrepienten, la Iglesia es reconfortada; cada consagrado y consagrada, así como mis hijos predilectos, los sacerdotes son santificados, por eso como Madre y Reina de la eterna ayuda les invito al ayuno y la oración.
Oren, oren, oren por la Iglesia, la paz del mundo, la conversión de los pecadores, el alivio de mis hijos en el purgatorio, para el pronto retorno de mi Hijo Jesucristo.
Les ama y les socorre su Señora del Perpetuo Socorro.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.