Dios Padre: Escribe, hijo mío.
Hijito mío, muy amado, Yo Soy el Padre de la Luz, que se goza en tu pequeñez. Así, pequeño, ofréndame todo tu ser. Yo Soy Tu Padre Bien Amado. Hijo, continúa, no te canses de transmitir mis Palabras.
Mis Palabras quieran o no, serán Luz para estos tiempos. Oh, amor mío, hijo mío, niña de mis ojos, Yo, tu Padre, te amo. Amo a los hombres.
Hombres insensatos que, de mañana piensas en la justicia y en la tarde piensas en el pecado. Hasta cuando me serán fieles. Mi Mano no soporta, y anhela descargarse y purificar mi Creación; más, mi misericordia es aún más grande, y espero una respuesta de mis hijos.
Diles, místico de tu Padre (ABBA): conversión es lo que quiero, santidad y perfección.
Te amo y te ama tu Amada y Bendita Madre María. Amén.
Lee y ora con el Salmo 25.