Hora 24

21 de junio de 2018

Oración preparatoria para la Meditación de la Hora de Reparación

Jesús, amor mío, soy tu pobre nada. Mi Jesús, soy nada y además pobre, por eso necesito de tu Santo Espíritu que, unido al Doloroso e Inmaculado Corazón de la Mamá Celestial, llenen mi pequeño corazón de Amor Santo y Fuego Divino para enfervorizar mi ser tan frío e indiferente al Amor de Dios.

Jesús, mi Esposo Celestial, al comenzar mi meditación reparadora, prepara mi espíritu para recibir la Luz Divina que me conceda conocer y grabar en mi corazón los Misterios de tu Amor Infinito, Amor que entregaste a una Cruz para que yo te amara, Amor que expiró su último aliento para que yo tuviera vida.

Jesús, Mamá Celestial, tomo los méritos de cada Hora de Meditación Reparadora y los hago vida, que multiplicándose en mí den luz a todos los corazones, y haciendose vida en mi pobre vida me preparen a mí y a todos para el Triunfo del Doloroso e Inmaculado Corazón de María y del Reinado del Espíritu Santo. Amén.

21 de junio de 2018

Al terminar la Meditación Reparadora, se realiza La Dulce Cadena del Amor Divino

21 de junio de 2018 Oración preparatoria para la Meditación de la Hora de Reparación

17 de febrero de 2021- LLAMADO DE AMOR Y CONVERSIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN EUCARÍSTICO DE JESÚS

Vigésima Cuarta Hora de Meditación Reparadora
¨Jesús es ayudado por Simón de Cirene¨
Mi pequeña víctima, prosigue conmigo el hermoso camino de la Cruz. Es hermoso porque en este camino prevaleció el Amor Misericordioso que se donó sin reservas por las almas.

Yo iba cargando aquella Cruz Bendita, era la Cruz del mundo y su peso era tan enorme, como lo es el mundo, Cada dolor mío era un pecado cometido, desde el original hasta el último pecado cometido, por el último hombre, en la tierra que exista.

Caí por segunda vez, cerca de la calle que se dirige al Cenáculo. En esta caída mi Hombro Derecho fui dislocado y el dolor que sentí fui indescriptible, pues era el dolor del Pastor Divino Herido (San Mateo 26, 31) por los pecados de su rebaño.

Pasaba cerca de aquella calle un cirineo llamado Simón, hombre justo y piadoso, pero por temor a la turba judía pasaba de largo; sin embargo, el centurión lo señaló y lo llamó para que cargará conmigo la pesada Cruz.

Simón se acercó, tomo el brazo derecho de la Cruz para dar descanso a mi Hombro dislocado, mientras Yo cargaba el brazo izquierdo. Simón quedó impresionado de verme en aquel estado, mi Rostro ensangrentado quedó grabado en el corazón de Simón, mientras era grabado visiblemente en el velo de la Santa Verónica.

Grabado mi Rostro en el velo de la piadosa Verónica continúe, con la ayuda de Simón, mi camino hacía el calvario.
Elevación del alma
Jesús, te amo, te adoro, te consuelo, te reparo y te bendigo por todos.

En Divina Voluntad tomo en mí, el amor y la piedad con que el Santo Cirineo te ayudó con la Cruz de Amor, de modo que, no veas a Simón, sino a mí cargando contigo la misma Cruz.

Ofrezco al Padre Tierno y Misericordioso el dolor, la fatiga, tu Santo Rostro cargado con el cansancio.

Jesús ¿cómo puedo cargar con mi cruz? Enséñame Jesús, con tu Gracia vénceme. Aleja de mí el miedo, miedo al miedo, miedo al ofrecimiento aún del más pequeño dolor. Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús apiádate de mí. Amén. Fiat.