Hora 30

21 de junio de 2018

Oración preparatoria para la Meditación de la Hora de Reparación

Jesús, amor mío, soy tu pobre nada. Mi Jesús, soy nada y además pobre, por eso necesito de tu Santo Espíritu que, unido al Doloroso e Inmaculado Corazón de la Mamá Celestial, llenen mi pequeño corazón de Amor Santo y Fuego Divino para enfervorizar mi ser tan frío e indiferente al Amor de Dios.

Jesús, mi Esposo Celestial, al comenzar mi meditación reparadora, prepara mi espíritu para recibir la Luz Divina que me conceda conocer y grabar en mi corazón los Misterios de tu Amor Infinito, Amor que entregaste a una Cruz para que yo te amara, Amor que expiró su último aliento para que yo tuviera vida.

Jesús, Mamá Celestial, tomo los méritos de cada Hora de Meditación Reparadora y los hago vida, que multiplicándose en mí den luz a todos los corazones, y haciendose vida en mi pobre vida me preparen a mí y a todos para el Triunfo del Doloroso e Inmaculado Corazón de María y del Reinado del Espíritu Santo. Amén.

21 de junio de 2018

Al terminar la Meditación Reparadora, se realiza La Dulce Cadena del Amor Divino

21 de junio de 2018 Oración preparatoria para la Meditación de la Hora de Reparación

5 de marzo de 2021- LLAMADO DE AMOR Y CONVERSIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN EUCARÍSTICO DE JESÚS

Trigésima Hora de Meditación Reparadora
¨Jesús es sepultado¨
Al bajarme de mi Cruz de Amor, me entregaron en los brazos de mi Mamá Santa, el velo que cubrió mi cintura fue el velo que mi Santa Mamá utilizaba debajo de su Manto, y cuando fui puesto en sus brazos, me envolvió en su Manto Santo.

José de Arimatea, Nicodemo y Juan, pusieron mi Cuerpo Yacente en una sábana blanca que una mujer piadosa entregó en el camino de la Cruz a María Magdalena. Me envolvieron en esa sábana, tomaron mi Cuerpo y caminaron hacía la parte baja del Calvario. Había ahí un huerto nuevo, y en él, una fosa nueva que constaba de una entrada principal, la piedra o mesa de la unción y el lugar donde reposaría mi Cuerpo.

En la piedra de la unción, mi Mamá Inmaculada preparó mi Cuerpo con la mirra, aloe, aceites. Peinó mis cabellos y barba, limpió mis Llagas Santas, pero lo hizo de manera rápida ya que el día declinaba y Nicodemo y Arimatea suplicaron a la Dolorosa Mamá que se retirarán del sepulcro, y sellando la entrada con la piedra, se retiraron; y mi Mamá Santa fue llevada al Cenáculo donde, en su Aposento, también sintió su Alma Inmaculada morir junto a la del Hijo.

Desde el Aposento, mi Santa Mamá podía mirar el Gólgota, allí, en espíritu adoró, reparó, amó y murió Conmigo. Sobre una pequeña mesa colocó el velo que cubrió mi cintura, la corona o casco de espinas y los tres clavos.

La oscuridad envolvía la tierra entera, el gran castigo no cayó sobre la tierra en ese mismo instante por las reparaciones del Corazón Doloroso e Inmaculado de mi Mamá, pues mi Mamá Inmaculada, cuando regresó a Jerusalén, volvió venerando los lugares donde su Hijo Divino padeció. Mi Mamá Santa realizó el primer ejercicio piadoso del Vía Crucis en la historia de mi Iglesia.
Elevación del alma
Jesús mío, muerto y sepultado, te amo, te adoro, te bendigo, te beso, te consuelo, te reparo, te abrazo en Divina Voluntad, y por medio del Corazón Doloroso e Inmaculado de mi Mamá en su soledad.

Jesús, Tú te has hecho el más pequeño entre los hombres, te has dejado caer en la tierra como un grano de trigo. Ahora, de este grano ha germinado el árbol de la Vida, que abraza el universo.

Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús muerto y sepultado, en todos los Tabernáculos del mundo haz que, así como las piadosas mujeres fueron temprano a tu tumba con bálsamo y ungüentos, también nosotros, apóstoles de tu Sagrado Corazón, vengamos hacia Ti con los aromas y perfumes de nuestro pobre amor, reparación y sincera conversión.

Jesús, en los Tabernáculos de las Iglesias Tú esperas, esperas anhelante a alguien que sepa hacerse pequeño y humilde como Tú en la Eucaristía. Adorarte y testimoniar, como auténtico apóstol, tu amor, delante de los hombres. Reconocerte en el pobre y en el que sufre. Haz que cada uno de nosotros se convierta en apóstol adorador y testigo tuyo, en el misterio del Sagrario y en el sacramento del hombre hambriento, sediento, enfermo.

A ti, Jesús del Rostro Sereno en la rígida solemnidad de la muerte, nuestro amor reparador y nuestra adoración por medio del Corazón Doloroso e Inmaculado de María, en esta hora tardía de los Últimos Tiempos y en el día que no conoce ocaso. Amén. Fiat.