CENÁCULO DE CONSAGRACIÓN AL PURÍSIMO E INMACULADO VIENTRE DE MARÍA
Día 19
Día 19
27 de mayo del 2014
Cómo mis hijos viven cada una de mis Virtudes.
Cómo mis hijos viven cada una de mis Virtudes.
La Santa Madre:
Queridos hijos, les he ido enseñando, cuánto amor les he manifestado.
Querido hijo, se tú mi custodio de esta fiel Palabra, fiel al plan del amor y salvación, para con Dios y con mis hijos.
Hijos míos, vivan mis virtudes, sosteniéndose con la oración constante. La virtud de la Oración Permanente significa estar conscientes de la presencia de Dios en sus vidas y meditar siempre su Palabra.
Hijos míos, una virtud tan amada por mí es la Humildad. La Humildad les hace reconocer su pequeñez y así obedecerán, serán mis hijos obedientes, queridos.
Busquen la Pureza. Pureza no solo de cuerpo, sino de alma, de espíritu. Quiero pureza interior para que así no se conviertan en sepulcros blanqueados (San Mateo 23, 27).
Mis niños, sean Puros. Ser Puros consiste en ver en todo a Dios y hacerlo todo con amor a Dios, pues el amor a Dios no los va a engañar, sino que mi Padre les dará el Santo Don del temor a Dios.
Hijos, otra gran virtud es el Amor. Amor es entregarse sin reserva alguna, sin egoísmo aparente, sin condición soberbia e hipócrita.
Mi hijo, vivir estos mensajes sin amor, los hace unos sepulcros blanqueados. Hijitos míos, ánimo. Mis Virtudes no son mías, las tengo porque Dios, en su Misericordia, me las ha confiado.
A través de ti llamo a mis hijos a la Modestia y la Templanza, a la Pureza que agrada a Dios, al Amor que los llevará a una vida de penitencia y sobria de Oración y sacrificio, de Humildad y obediencia. Mis hijos síganme, imítenme y custodien en lo más profundo de su corazón mis enseñanzas.
Yo soy su Madre María, Maestra de las Virtudes.
Querido hijo, se tú mi custodio de esta fiel Palabra, fiel al plan del amor y salvación, para con Dios y con mis hijos.
Hijos míos, vivan mis virtudes, sosteniéndose con la oración constante. La virtud de la Oración Permanente significa estar conscientes de la presencia de Dios en sus vidas y meditar siempre su Palabra.
Hijos míos, una virtud tan amada por mí es la Humildad. La Humildad les hace reconocer su pequeñez y así obedecerán, serán mis hijos obedientes, queridos.
Busquen la Pureza. Pureza no solo de cuerpo, sino de alma, de espíritu. Quiero pureza interior para que así no se conviertan en sepulcros blanqueados (San Mateo 23, 27).
Mis niños, sean Puros. Ser Puros consiste en ver en todo a Dios y hacerlo todo con amor a Dios, pues el amor a Dios no los va a engañar, sino que mi Padre les dará el Santo Don del temor a Dios.
Hijos, otra gran virtud es el Amor. Amor es entregarse sin reserva alguna, sin egoísmo aparente, sin condición soberbia e hipócrita.
Mi hijo, vivir estos mensajes sin amor, los hace unos sepulcros blanqueados. Hijitos míos, ánimo. Mis Virtudes no son mías, las tengo porque Dios, en su Misericordia, me las ha confiado.
A través de ti llamo a mis hijos a la Modestia y la Templanza, a la Pureza que agrada a Dios, al Amor que los llevará a una vida de penitencia y sobria de Oración y sacrificio, de Humildad y obediencia. Mis hijos síganme, imítenme y custodien en lo más profundo de su corazón mis enseñanzas.
Yo soy su Madre María, Maestra de las Virtudes.