CENÁCULO DE CONSAGRACIÓN AL PURÍSIMO E INMACULADO VIENTRE DE MARÍA
Día 7
Día 7
3 de abril del 2014
Una gestación en Manos del Divino Alfarero
Una gestación en Manos del Divino Alfarero
La Santísima Madre me dirigió sus palabras en una locución interior y dijo:
Querido hijo escribe: Hoy hablaremos sobre los que se dejan formar por Mí en mi Santísimo Vientre.
Tienen que tener claro, mi niño, que esta transformación, o mejor, esta gestación es dolorosa; porque ustedes son el barro y yo soy el molde del alfarero que es el Padre, que utiliza al Divino Espíritu Santo para formar esa vasija de Amor Divino que poco a poco, el
Padre va moldeando hasta obtener el producto final. Luego lo hornea en el fuego de la caridad donde es cimentado el barro, y es limpiado, pero cuando ya ha salido, si aún el Santo Alfarero ve alguna imperfección, Él, los vuelve a crear y así, poco a poco, va a ir moldeando un vaso perfecto.
Así, mi niño, tú y tus hermanos serán moldeados en estas Divinas Manos. En este sencillo molde tan grato al Padre, que es mi Purísimo Vientre, primera mesa Eucarística, Primer Altar.
Otro ejemplo, amado mío, que te doy, es el pan, inicia como un trigo, el trigo es limpiado, lavado, secado, luego se separa el bueno y el malo, el bueno se aparta para la creación del pan. El malo se desecha para el fuego.
En mi Vientre este trigo es ustedes, niños, que serán molidos, triturados y limpiados. Créanme que duele, pero es que el dolor anticipa la alegría, es que la Cruz anticipa la Resurrección, es que la Pasión anticipa el Cielo y la Redención de las almas.
Hijos míos es necesario este proceso para obtener, en el primer caso, una buena y bella vasija; y en el segundo, un rico y provechoso manjar.
Ahora, amados, fórmense en mi Vientre. Yo les doy mi bendición.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Tienen que tener claro, mi niño, que esta transformación, o mejor, esta gestación es dolorosa; porque ustedes son el barro y yo soy el molde del alfarero que es el Padre, que utiliza al Divino Espíritu Santo para formar esa vasija de Amor Divino que poco a poco, el
Padre va moldeando hasta obtener el producto final. Luego lo hornea en el fuego de la caridad donde es cimentado el barro, y es limpiado, pero cuando ya ha salido, si aún el Santo Alfarero ve alguna imperfección, Él, los vuelve a crear y así, poco a poco, va a ir moldeando un vaso perfecto.
Así, mi niño, tú y tus hermanos serán moldeados en estas Divinas Manos. En este sencillo molde tan grato al Padre, que es mi Purísimo Vientre, primera mesa Eucarística, Primer Altar.
Otro ejemplo, amado mío, que te doy, es el pan, inicia como un trigo, el trigo es limpiado, lavado, secado, luego se separa el bueno y el malo, el bueno se aparta para la creación del pan. El malo se desecha para el fuego.
En mi Vientre este trigo es ustedes, niños, que serán molidos, triturados y limpiados. Créanme que duele, pero es que el dolor anticipa la alegría, es que la Cruz anticipa la Resurrección, es que la Pasión anticipa el Cielo y la Redención de las almas.
Hijos míos es necesario este proceso para obtener, en el primer caso, una buena y bella vasija; y en el segundo, un rico y provechoso manjar.
Ahora, amados, fórmense en mi Vientre. Yo les doy mi bendición.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Comentario de Manuel de Jesús:
A luz de la Sagrada Escritura comprendamos lo que la Santísima Madre nos quiere enseñar en este mensaje:
Por tanto, no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un, cada vez más excelente y eterno, peso de Gloria. No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas (2 Corintios 4; 16-18).
Por tanto, no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un, cada vez más excelente y eterno, peso de Gloria. No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas (2 Corintios 4; 16-18).