19 de Agosto: Memoria Litúrgica de San Juan Eudes
SANTO PATRÓN DEL APOSTOLADO DE LOS SAGRADOS CORAZONES UNIDOS
¿Qué testimonios lo elevaron a que sea beatificado?
Bien es sabido que la vida de Juan Eudes, es todo un manual de vida cristiana y de ello dieron testimonio, para su beatificación, los compañeritos de escuela que vieron como lo abofeteaban y el colocaba la otra mejilla, dando vida al catálogo que nos dejó nuestro Señor, en el Evangelio de san Mateo, 5.
La asistencia a los enfermos en lo espiritual y en lo material, en la violenta epidemia de peste que se desató en Normandía y para evitar el peligro de contagiar a sus hermanos, Juan se apartó de ellos y vivió en el campo, donde recibía la comida del convento.
Su vida misionera: San Juan Eudes predicó en su vida unas ciento diez misiones y de las cuales, dejó huella y testimonio en las gentes que lo escuchaban y eran atendidas en sus confesiones por él.
Las mujeres en situación de vulnerabilidad: entendió que la oración hay que hacerla imagen viva de Dios, que todo el mundo la vea, como decía Jesús: «Créanle a las obras». Oraba y entendía que tenía que ayudarse de otras personas, como religiosas y sacerdotes para ayudar decentemente a las pobres mujeres que se perdían porque nadie les tendía la mano.
Fundó seminarios: pensando en que las ovejas del Señor necesitaban más pastores santos para guiar el redil, funda seminarios donde los jóvenes recibieran muy esmerada preparación, además de la nueva asociación con el nombre de «Congregación de Jesús y María». Todos ellos, dan testimonio de la vida santa que llevó Juan Eudes.
La asistencia a los enfermos en lo espiritual y en lo material, en la violenta epidemia de peste que se desató en Normandía y para evitar el peligro de contagiar a sus hermanos, Juan se apartó de ellos y vivió en el campo, donde recibía la comida del convento.
Su vida misionera: San Juan Eudes predicó en su vida unas ciento diez misiones y de las cuales, dejó huella y testimonio en las gentes que lo escuchaban y eran atendidas en sus confesiones por él.
Las mujeres en situación de vulnerabilidad: entendió que la oración hay que hacerla imagen viva de Dios, que todo el mundo la vea, como decía Jesús: «Créanle a las obras». Oraba y entendía que tenía que ayudarse de otras personas, como religiosas y sacerdotes para ayudar decentemente a las pobres mujeres que se perdían porque nadie les tendía la mano.
Fundó seminarios: pensando en que las ovejas del Señor necesitaban más pastores santos para guiar el redil, funda seminarios donde los jóvenes recibieran muy esmerada preparación, además de la nueva asociación con el nombre de «Congregación de Jesús y María». Todos ellos, dan testimonio de la vida santa que llevó Juan Eudes.
¿Qué virtudes lo llevaron a la beatificación?
Dicen los textos sagrados que la mayor de todas las virtudes es la caridad, la cual encierra todas las demás: no hacer sentir mal a mi prójimo; justificarlo, ofreciendo a Dios las incomodidades o sufrimientos que se pueda padecer en esta vida; humildad; diligencia; fortaleza en los momentos de la vida más duros; templanza para dominar las apetencias de la carne; renuncia de sí mismo; prudencia al hablar; sabiduría para saber discernir lo bueno de lo malo etc. Todas estas virtudes fueron testimoniadas en cada una de las acciones de vida de Juan Eudes por parte de sus compañeros y de todas aquellas personas a las cuales les entregó su vida.
Esta fiesta nos pide un alto en nuestra vida religiosa y de laicos para preguntarnos: si esta noche el Señor nos llama y nos pide cuentas de nuestra vida e hiciera levantar a Juan Eudes para confrontar nuestra vida frente a él, preguntémonos:
Todas las personas que Dios colocó en todo momento de cada uno de nuestros días, ¿Qué testimonio van a dar mí?
Mis virtudes, que recibí al momento de mí bautismo, pueden dar testimonio de que las emplee en todo momento al servicio de todos aquellos que fueron cruzándose en mi vida?
O, simplemente, las guardé bajo tierra, como el siervo inútil del Evangelio, y disfrazado de cristiano, hice uso de todos los vicios, que son contrarios a las virtudes.
Esta fiesta nos pide un alto en nuestra vida religiosa y de laicos para preguntarnos: si esta noche el Señor nos llama y nos pide cuentas de nuestra vida e hiciera levantar a Juan Eudes para confrontar nuestra vida frente a él, preguntémonos:
Todas las personas que Dios colocó en todo momento de cada uno de nuestros días, ¿Qué testimonio van a dar mí?
Mis virtudes, que recibí al momento de mí bautismo, pueden dar testimonio de que las emplee en todo momento al servicio de todos aquellos que fueron cruzándose en mi vida?
O, simplemente, las guardé bajo tierra, como el siervo inútil del Evangelio, y disfrazado de cristiano, hice uso de todos los vicios, que son contrarios a las virtudes.
¿Por qué nuestro Santo Patrón?
Sin duda, porque San Juan Eudes es prototipo del ejemplo apostólico en vida interior y exterior en orden de alcanzar la santidad, basta la pequeña revision biográfica que hemos expuesto para así entenderlo, ahondar en los detalles es enseñanza fructífera.
Sin embargo, dentro de su trabajo misionero, tuvo resaltado papel como apóstol de los Últimos Tiempos pues dio pie a las bases del entendimiento y perfiló la importancia de los Sagrados Corazones de Jesús y de María.
Propagó por todo su país dos nuevas devociones que llegaron a ser sumamente populares: La devoción al Corazón de Jesús y la devoción al Corazón de María. Y escribió un hermoso libro titulado: «El Admirable Corazón de la Madre de Dios», para explicar el amor que María ha tenido por Dios y por nosotros. Él compuso también un oficio litúrgico en honor del Corazón de María, y en sus congregaciones celebraba cada año la fiesta del Inmaculado Corazón.
Otro de sus Libros se titula: «La devoción al Corazón de Jesús». Por eso el Papa San Pío X llamaba a San Juan Eudes: «El apóstol de la devoción a los Sagrados Corazones».
Redactó también dos libros que han hecho mucho bien a los sacerdotes: «El buen Confesor», y «El predicador apostólico».
Murió el 19 de agosto de 1680. Su gran deseo era que de su vida y de su comportamiento se pudiera repetir siempre lo que decía Jesús: «Mi Padre celestial me ama, porque yo hago siempre lo que a Él le agrada».
Los invitamos a meditar en los Llamados de Amor y de Conversión y a emular la disposición que San Juan Eudes tuvo hacia la Obra Magna, ya en su tiempo.
Sin embargo, dentro de su trabajo misionero, tuvo resaltado papel como apóstol de los Últimos Tiempos pues dio pie a las bases del entendimiento y perfiló la importancia de los Sagrados Corazones de Jesús y de María.
Propagó por todo su país dos nuevas devociones que llegaron a ser sumamente populares: La devoción al Corazón de Jesús y la devoción al Corazón de María. Y escribió un hermoso libro titulado: «El Admirable Corazón de la Madre de Dios», para explicar el amor que María ha tenido por Dios y por nosotros. Él compuso también un oficio litúrgico en honor del Corazón de María, y en sus congregaciones celebraba cada año la fiesta del Inmaculado Corazón.
Otro de sus Libros se titula: «La devoción al Corazón de Jesús». Por eso el Papa San Pío X llamaba a San Juan Eudes: «El apóstol de la devoción a los Sagrados Corazones».
Redactó también dos libros que han hecho mucho bien a los sacerdotes: «El buen Confesor», y «El predicador apostólico».
Murió el 19 de agosto de 1680. Su gran deseo era que de su vida y de su comportamiento se pudiera repetir siempre lo que decía Jesús: «Mi Padre celestial me ama, porque yo hago siempre lo que a Él le agrada».
Los invitamos a meditar en los Llamados de Amor y de Conversión y a emular la disposición que San Juan Eudes tuvo hacia la Obra Magna, ya en su tiempo.