DÍA 1:
La paternidad y el cuidado de Dios Padre
Tierno y Misericordioso que rige el universo
Lecturas de las Escrituras
- Isaías 63,15-17
- Salmo 139,1-3.13.23.24b
- 1 Corintios 8,5-6
Lectura Patrística 5
De la tradición griega
Considera los misterios de la caridad, y entonces contemplarás el seno del Padre Tierno y Misericordioso, a quien solo el Dios [Hijo] Unigénito manifestó. Y además Dios mismo es amor y a través del amor lo contemplamos. Ciertamente, lo inefable de Dios es [ser] Padre Tierno y Misericordioso, y su compasión para con nosotros le ha hecho madre.
– Clemente de Alejandría [c. 150-215], ¿Qué hombre rico se salvará? 37,1-2
Para reflexionar
1. ¿Cómo has experimentado el cuidado paternal y la compasión maternal de Dios en tu vida?
2. ¿Qué nos impide reconocer a cada persona como hijo de Dios?
3. ¿Cómo afecta a la percepción que tenemos de los demás y nuestra relación con ellos el hecho
de reconocer a Dios como Padre Tierno y Misericordioso de todos?
Oración
℟ Gracias y alabanza a ti, oh Señor
Te bendecimos, oh Señor, Padre de las luces:
de ti desciende todo bien y todo don perfecto. ℟
Tú has hecho el mundo y todo lo que contiene,
tú eres el Señor del cielo y de la tierra.
A todos los hombres mortales les das vida, aliento y todo bien. ℟
Tú creaste a todos los pueblos que habitan en la tierra.
Para ellos estableciste el orden del tiempo y los límites del espacio.
En el corazón de los seres humanos, has puesto la idea de la eternidad. ℟
Padre Celestial, por tu gran bondad
nos concedes vivir según la Ley y los Profetas.
Padre Tierno y Misericordioso, en Jesús, tu Hijo, proclamaste la buena nueva del reino. ℟
Dios de todo consuelo,
llámanos a seguirte.
Sostén la obra de nuestras manos. ℟
Oremos:
Padre Tierno y Misericordioso y compasivo,
renueva nuestra fe en ti y únenos a través de tu amor,
para que podamos reconocernos como hijos tuyos
y llegar a ser una sola cosa.
Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo unigénito,
en la comunión del Espíritu Santo. AMÉN.
Lecturas patrísticas alternativas
De la tradición siríaca
¿Quién puede contemplar a Dios con una inteligencia despierta, y concebir su majestad, y considerar su naturaleza oculta, y quién puede contemplar con la mirada del entendimiento esa Naturaleza pura y santo, que no tiene necesidad alguna? … El que ruega, y suplica, e insta a todo hombre a vivir. El que sufre para darnos la vida, y busca encontrarnos, y se complace más en nuestra felicidad que nosotros mismos. El que continuamente nos suplica que nos enriquezcamos tomando las riquezas de su almacén, para que seamos ricos gracias a sus tesoros y no vivamos en la pobreza. El que se regocija no tanto por su propia vida como por la nuestra.
– Filoxeno de Mabbug [c. 440-523], Discurso 7
De la tradición latina
La Fuente de la Vida es el Bien principal, del cual mana para todos medios de vida, en tanto que el sostiene en sí mismo la vida. No recibe nada de nadie como si estuviera necesitado. Él confiere el bien a los demás en lugar de pedirlo prestado para sí, porque no tiene necesidad de los demás, no tiene necesidad de nosotros… ¿Qué hay más hermoso que acercarse a él, aferrarse a él? ¿Qué puede ser más complaciente? Aquel que ha visto y probado libremente la Fuente de Agua Viva, ¿qué más puede desear?
– Ambrosio de Milán [c. 337-397], Cartas IV, 11, 18
Lecturas de las Escrituras del Día 1
- Isaías 63,15-17
- Salmo 139,1-3.13.23.24b
- 1 Corintios 8,5-6
Isaías 63,15-17
15 observa desde los cielos y ve desde tu aposento santo y glorioso. ¿Dónde está tu celo y tu fuerza, la conmoción de tus entrañas? ¿Es que tus entrañas se han cerrado para mí?
16 Porque tú eres nuestro Padre, que Abraham no nos conoce, ni Israel nos recuerda. Tú, Yahveh, eres nuestro Padre, tu nombre es «El que nos rescata» desde siempre.
17 ¿Por qué nos dejaste errar, Yahveh, fuera de tus caminos, endurecerse nuestros corazones lejos de tu temor? Vuélvete, por amor de tus siervos, por las tribus de tu heredad.
Salmo 139,1-3.13.23.24b
Del maestro de coro. De David. Salmo.
1 Yahveh, tú me escrutas y conoces;
2 sabes cuándo me siento y cuándo me levanto, mi pensamiento calas desde lejos;
3 esté yo en camino o acostado, tú lo adviertes, familiares te son todas mis sendas.
13 Porque tú mis riñones has formado, me has tejido en el vientre de mi madre;
14 yo te doy gracias por tantas maravillas: prodigio soy, prodigios son tus obras. Mi alma conocías cabalmente,
15 y mis huesos no se te ocultaban, cuando era yo formado en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra.
16 Mi embrión tus ojos lo veían; en tu libro están inscritos todos los días que han sido señalados, sin que aún exista uno solo de ellos.
17 Mas para mí ¡qué arduos son tus pensamientos, oh, Dios, qué incontable su suma!
18 ¡Son más, si los recuento, que la arena, y al terminar, todavía estoy contigo!
19 ¡Ah, si al impío, oh Dios, mataras, si los hombres sanguinarios se apartaran de mí!
20 Ellos que hablan de ti dolosamente, tus adversarios que se alzan en vano.
21 ¿No odio, Yahveh, a quienes te odian? ¿No me asquean los que se alzan contra ti?
22 Con odio colmado los odio, son para mí enemigos.
23 Sóndame, oh Dios, mi corazón conoce, pruébame, conoce mis desvelos;
24 mira no haya en mí camino de dolor, y llévame por el camino eterno.
2 Corintios 8,5-6
5 ¿No tenemos derecho a llevar con nosotros una mujer cristiana, como los demás apóstoles y los
hermanos del Señor y Cefas?
6 ¿Acaso únicamente Bernabé y yo estamos privados del derecho de no trabajar?