Solemnidad del Corazón Doloroso e Inmaculado de María

Solemnidad del Corazón Doloroso e Inmaculado de María
(20 días después de Pentecostés)

Corazón Doloroso e Inmaculado de María

El Inmaculado Corazón de María es una devoción que nos conduce a la vida interior de la Virgen.

Su Corazón es Inmaculado porque fué preservada del pecado original, por el Creador, como parte del plan de redención, para que Dios-hombre pudiera ser concebido.

Su Corazón Inmaculado es Doloroso porque, en él, contiene el dolor de la profecía de Simeón, del huir a Egipto con Jesús y San José, de perder a Jesús en el Templo, de encontrarse con Jesús camino al calvario, de ver a Jesús sacrificado, de recibir el cuerpo de Jesús y de enterrar a Jesús; además de llevar la carga del dolor de ver a sus hijos perdidos en el pecado.

El Corazón de María es mencionado explícitamente en la Biblia, en el pasaje de la adoración de los pastores en el pesebre al Niño Dios, citado por el evangelista Lucas (2,19), quien dice: María guardaba todo esto en su corazón y lo tenía muy presente, y también en Lucas (2, 51) al referirse a cuando Jesús se quedó en Jerusalén platicando con los maestros de la ley, mientras María y José lo buscaban y lo creían perdido: “su madre guardaba todo esto en su corazón”.

Durante siglos, el arte sacro, apoyado por teólogos y expertos en Biblia, ha destacado la relevancia de este corazón.

Por ejemplo, cuando el Niño Jesús fue presentado, Simeón le dijo a la Virgen que una espada traspasaría su alma (Lucas; 2, 35).

Estos dolores han sido representados con 7 puñales en el Corazón de María, que representan momentos de dolor y angustia.

Por todo este valor simbólico, el Corazón de María es Doloroso e Inmaculado.

Lo cual abarca sus virtudes, gozos y tristezas, y que en parte se enumeran en el rezo del Santo Rosario y su letanía.

Corazón Doloroso e Inmaculado de María es el título dado a la Virgen María por Dios Padre y la última advocación mariana que se revelará a la humanidad en estos Últimos Tiempos, revelación que se realiza a través de un pequeño profeta, y que, a través de ella, prepara a su Ejército de reparadores y consoladores, el Resto Fiel con quienes aplastará al dragon y su apostasía.

El Doloroso e Inmaculado Corazón es el profeta que anuncia el retorno de Jesucristo en Gloria y Majestad. Vestida del Sol es la Aurora que se aparece como la Gran Señal, para que el resto fiel de su Hijo Jesús, como un Cenáculo de Oración, lo reciba como el Rey y el Cordero que ha de gobernar con Amor en toda la tierra. 

El Corazón Doloroso e Inmaculado de María anuncia repetidamente, y con preocupación maternal por el letargo en el que está sumergido el mundo: Yo soy la Mujer Vestida del Sol, mi Corazón Doloroso e Inmaculado es la señal de Apocalipsis 12, y mi Apostolado es el resto de mis hijos que mantienen vivo el testimonio de Jesús.

Mi Doloroso e Inmaculado Corazón no solo es el título por excelencia que me ha dado la Santísima Trinidad, también es el Misterio Insondable de mi Amor Maternal, el Misterio de Dolor de mi Corazón unido al Dolor de mi Hijo Redentor; por sus méritos, me convierte en Corredentora, y el Espíritu Santo, haciéndome su Esposa, preservándome de todo pecado, y del pecado original, me hizo, por su Gracia y Misericordia, Inmaculada. Por eso, en mi Doloroso e Inmaculado Corazón está la perfecta Devoción a María y, como la Mujer Vestida del Sol, anuncio el Triunfo de mi Corazón Maternal.

Queridos hijos, nuevamente les digo, Yo soy la Mujer Vestida del Sol, escuchen mis Últimos Llamados de Amor y de Conversión, que solo predican las palabras de mi Hijo en el Santo Evangelio.

 Estos Últimos Avisos para la humanidad invitan a la conversión de corazón.

 Hijos míos, escuchen estos Últimos Llamados de Amor y Conversión, son para guiarlos hacia Dios. Mis Llamados solo resaltan y recuerdan el Evangelio de Jesús. No se dejen confundir con tantas voces, sino que escuchen a su Madre del Cielo y caminarán fieles a nuestros Corazones Unidos y a la Iglesia.

 Pero, ¡Escuchen, a nuestros Sagrados Corazones en estos Últimos Llamados de Amor y de Conversión!

 Hijos míos, contemplen mi Doloroso e Inmaculado Corazón rodeado por las tres rosas, que además del Sacrificio, la Penitencia y la Oración, representan a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo.

 Contemplen el Fuego del Espíritu abrasando mi Corazón y contemplen mi Cruz, mi Dolor, representado en la Espada que atraviesa mi Corazón, ésta es la gran manifestación de su Mamá Reina en estos Últimos Tiempos; y desde mi Corazón, Dios Padre quiere implantar el Reino del Corazón de Dios Hijo y la gran venida de Dios Espíritu Santo a renovar todos los corazones.

 Hijos míos, estos son los Últimos Llamados de Amor y de Conversión, escúchenlos y vívanlos.

Por medio del Apostolado el Señor quiere conducirlos en el Camino del Amor, por eso todos deben abrir el corazón al Amor y la Misericordia que se les está entregando.

Con mi Doloroso e Inmaculado Corazón los bendigo. Oren con amor, oren para que se conviertan, oren para que todo el mundo se convierta.

Una Gran Señal está apareciendo en el cielo, la Mujer Vestida del Sol que lucha contra el dragón.

Queridos hijos, como el Corazón Doloroso e Inmaculado de María soy la Mujer Vestida del Sol y mis DOLORES DE PARTO SON MIS ÚLTIMOS LLAMADOS DE AMOR para la conversión de los hombres.

Queridos hijos, abran sus corazones con SENCILLEZ, si ustedes abren sus corazones y viven de MANERA PURA Y SENCILLA mis palabras maternales, caminarán en el camino que agrada a Jesús. Por eso, queridos hijos, les hablo para guiarlos, solo escuchen a su Madre con el corazón, PRACTIQUEN MIS LLAMADOS y el Espíritu Santo terminará la obra de santidad en ustedes, solo abran su corazón aceptando mi Corazón. Mi Corazón maternal es un Corazón sencillo, la Gran Señal es grande porque es sencilla, ustedes con sencillez solo vivan mis Llamados. La mejor forma de reparar el Corazón de mi Hijo y mi Corazón es hacer lo que Jesús les pide: AMAR, ORAR Y SERVIR.

Oro para que la FE DE USTEDES sea el PILAR de sus vidas, de sus familias y del mundo.

Finalmente, Dios Padre Tierno y Misericordioso expresa:

Contemplen, que les estoy mostrando el CORAZÓN DOLOROSO E INMACULADO DE MARÍA COMO LA CORREDENTORA DEL MUNDO. Ella es la Perfecta Cooperadora del Redentor, mi Hijo Jesucristo; y María Corredentora, como Abogada y Mediadora y Madre de la Iglesia, está intercediendo para que en el mundo se instaure el gran Reinado Eucarístico. Hijos, mis apóstoles de los Últimos Tiempos, ustedes vivan, como primicia, este gran Reinado Eucarístico, centrando sus vidas en el gran misterio de Jesús Hostia.

La Santa Madre de Dios llama a sus hijos y guerreros:

Soy la Mujer del Apocalipsis, señal de esperanza y prefigura de la Iglesia y así como Yo me manifiesto, gloriosa, también, el resto fiel se manifestará glorioso en la Bodas con el Divino Cordero.

Soy la Mujer Vestida del Sol, la Luz de Jesús irradiándose a través de Mí, como Mediadora de todo el Universo, hacia todos mis hijos.

Soy el Corazón Doloroso e Inmaculado de María, la plenitud de mi Amor Maternal y de las Devociones Marianas. Mi Corazón Doloroso e Inmaculado es la Señal misma del Apocalipsis.

Mi Corazón Maternal prepara a mis hijos para la venida del Cordero de Dios. Con mi Doloroso e Inmaculado Corazón los bendigo.

En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Solemnidad DEL DOLOROSO E INMACULADO CORAZON DE MARÍA

Esta fiesta está íntimamente vinculada con la del Sagrado Corazón de Jesús, la cual se celebra el día anterior, viernes. Ambas fiestas se celebran, viernes y sábado respectivamente, en la semana siguiente al domingo de Corpus Christi.  

Los Corazones de Jesús y de María están maravillosamente unidos en el tiempo y la eternidad desde el momento de la Encarnación. La Iglesia nos enseña que el modo más seguro de llegar a Jesús es por medio de María. Por eso nos consagramos al Corazón de Jesús por medio del Corazón de María.  

La fiesta del Corazón Inmaculado de María fue oficialmente establecida en toda la Iglesia por el papa Pío XII, el 4 de mayo de 1944, para obtener por medio de la intercesión de María “la paz entre las naciones, libertad para la Iglesia, la conversión de los pecadores, amor a la pureza y la práctica de las virtudes”. Esta fiesta se celebra en la Iglesia todos los años el sábado siguiente al segundo domingo después Pentecostés.  

Después de su entrada a los cielos, el Corazón de María sigue ejerciendo a favor nuestro su amorosa intercesión. El amor de su Corazón se dirige primero a Dios y a su Hijo Jesús, pero se extiende también con solicitud maternal sobre todo el género humano que Jesús le confió al morir; y así la alabamos por la santidad de su Inmaculado Corazón y le solicitamos su ayuda maternal en nuestro camino a su Hijo.  

Una práctica que hoy en día forma parte integral de la Devoción al Corazón de María, es la Devoción a los Cinco Primeros sábados. En diciembre de 1925, la Virgen se le apareció a sor Lucía dos Santos, vidente de Fátima, y le dijo: “Yo prometo asistir a la hora de la muerte, con las gracias necesarias para la salvación, a todos aquellos que en los primeros sábados de cinco meses consecutivos, se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen la tercera parte del Rosario, con intención de darme reparación”. Junto con la devoción a los nueve Primeros Viernes de Mes, ésta es una de las devociones más conocidas entre el pueblo creyente.  

El Papa San Juan Pablo II declaró que la conmemoración del Inmaculado Corazón de María será de naturaleza “obligatoria” y no “opcional”. Es decir, por primera vez en la Iglesia, la liturgia para esta celebración debe de realizarse en todo el mundo Católico. 

Entreguémonos al Corazón de María diciéndole: “¡Llévanos a Jesús de tu mano! ¡Llévanos! Reina y Madre hasta las profundidades de su Corazón adorable! ¡Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros!