Hora 19

21 de junio de 2018

Oración preparatoria para la Meditación de la Hora de Reparación

Jesús, amor mío, soy tu pobre nada. Mi Jesús, soy nada y además pobre, por eso necesito de tu Santo Espíritu que, unido al Doloroso e Inmaculado Corazón de la Mamá Celestial, llenen mi pequeño corazón de Amor Santo y Fuego Divino para enfervorizar mi ser tan frío e indiferente al Amor de Dios.

Jesús, mi Esposo Celestial, al comenzar mi meditación reparadora, prepara mi espíritu para recibir la Luz Divina que me conceda conocer y grabar en mi corazón los Misterios de tu Amor Infinito, Amor que entregaste a una Cruz para que yo te amara, Amor que expiró su último aliento para que yo tuviera vida.

Jesús, Mamá Celestial, tomo los méritos de cada Hora de Meditación Reparadora y los hago vida, que multiplicándose en mí den luz a todos los corazones, y haciendose vida en mi pobre vida me preparen a mí y a todos para el Triunfo del Doloroso e Inmaculado Corazón de María y del Reinado del Espíritu Santo. Amén.

21 de junio de 2018

Al terminar la Meditación Reparadora, se realiza La Dulce Cadena del Amor Divino

21 de junio de 2018 Oración preparatoria para la Meditación de la Hora de Reparación

4 de febrero de 2021– LLAMADO DE AMOR Y CONVERSIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN EUCARÍSTICO DE JESÚS

Décima Novena Hora de Meditación Reparadora
¨Jesús juzgado por Anás y Caifás¨
Mi pequeña víctima: Acompáñame en este camino, mi camino de Cruz, consuélame y repara mi Agonizante Corazón. Me llevaron atado, sacándome como un prisionero del Huerto de Getsemaní. Pasando por el Torrente Cedrón, me empujaron, cayendo mi Sacratísimo Cuerpo, en el barro formado por el agua del torrente.

Entré encadenado a Jerusalén, inmediatamente me llevaron a la Casa de Anás, quien fue Sumo Sacerdote del Templo y suegro de Caifás. En casa de Anás estuve frente a la entrada del interior de su casa mientras la turba me presentaba a Anás como el agitador y falso Mesías.

Anás dio la orden del juicio por parte del Sanedrín, ordenó me llevaran a casa de Caifás ya que las dos casas estaban muy cerca del Templo. En casa de Caifás me condujeron a la sala del Sanedrín, porque Caifás era el Sumo Sacerdote de Israel y allí se reunían los sacerdotes, maestros, levitas y escribanos.

Estaba atado y todo mi Cuerpo Sacratísimo lleno de golpes y salivazos. Mis Heridas bañadas por el agua putrefacta del torrente, me miraban con odio y desprecio. Caifás sentado en la silla principal y Anás sentado a su derecha encabezaban el juicio. Me interrogaron, Yo solo respondí: ¨Soy el Hijo de Dios Viviente y me verán venir de la Diestra del Todopoderoso en gloria y majestad¨

(San Lucas 22, 70). Caifás rasgó su túnica y me condenó, por la ley judía a la muerte, según los romanos en cruz.

Terminó el juicio, fui golpeado, arrojado al piso, me tiraban de mis Cabellos y Barba, ponían sus pies encima de mi Sacratísimo Cuerpo pisándome, mesacaron del Sanedrín hacía el patio principal de la casa.
Elevación del alma
Mi Divino Prisionero, te amo, te adoro, te bendigo, te reparo, te consuelo en tu Sufrimiento durante el juicio del Sanedrín. Tomo tus dolores, tu angustia, tus lágrimas y los ofrezco al Padre Tierno y Misericordioso en reparación. Tomo la solemnidad del momento cuando declaraste tu Divinidad como Hijo del Dios viviente, para amarte a ti mismo con tu misma Majestad y Divinidad.

Reparo y consuelo tu Sagrado Corazón Eucarístico por los hombres que suplican Misericordia en cualquier tipo de esclavitud y prisión en el mundo.

Jesús, solo pronuncia ¨Yo Soy¨, para que la humanidad vuelva a Ti, y seamos transformados en el Reino Nuevo Eucarístico, por el Doloroso e Inmaculado Corazón de María. Amén. Fiat.