La Presentación de Jesús en el Templo y la Purificación de María

02 de Febrero: La Presentación de Jesús en el Templo y la Purificación de María

«Llevaron al Niño a Jerusalén para presentárselo al Señor» (Lc 2,22).

«Llevaron al Niño a Jerusalén para presentárselo al Señor» (Lc 2,22).

La Presentación de Jesús en el Templo el 2 de febrero cae fuera del tiempo de navidad, pero es una parte integrante del relato de navidad, es una epifanía del día cuadragésimo.

Cuarto Misterio Gozoso del Santo Rosario y Cuarto Dolor y Gozo del Cenáculo de Oración del Casto y Amante Corazón de San José, el Misterio de la Presentación de Jesús y la Purificación de María contiene uno de los más grandes Misterios de la Redención y del plan de Dios Padre para la salvación de las almas. 

Jesús y María se sometieron amorosamente a las Leyes de su tiempo. Según las prescripciones del Antiguo Testamento, relativas a la pureza cultural (Lv 12,1-8), una mujer era impura después de dar a luz durante cuarenta días y debía ofrecer al templo, como sacrificio de expiación una ofrenda, la Sagrada Familia ofreció dos palomas jóvenes porque eran pobres. 

Jesús también fue presentado por María y José al templo para ser redimido, para la ceremonia de la purificación: a Dios, de quien procede todo, se debía toda primicia, incluido el primer hijo varón. 

Simeón es el israelita, justo y piadoso, guiado por el Espíritu (como los profetas), que espera al Mesías. Ana es la profetisa anciana que dedica su viudez al Señor, sirviéndole noche y día. Cuando los padres de Jesús se presentan ante ellos, ven en su Hijo al Mesías anunciado desde hace siglos, la «luz para iluminar a las naciones».

LAC 5 de abril de 2017- Casto y Amante Corazón de San José

“Hijos de mi Castísimo Corazón, en aquel tiempo, según la Ley de Moisés, estaba escrito que todo primogénito sería presentado al 

Señor, y la purificación de la Madre. Jesús, el Hijo de Dios, y María, la   Inmaculada, humildemente se sometieron a la Ley del Señor, para cumplir por amor, y no como por obligación, lo mandado por el Señor, y Yo, como el Patriarca de la Santa Familia, llevé a mi familia a los pies del Todopoderoso.”

Había muchas personas y doctores de la Ley en el templo todos los días, haciendo oraciones y liturgias. Sin embargo, sólo Simeón y Ana tuvieron ojos capaces de ver más allá, no cegados por la costumbre y la indiferencia y así desvelan este Misterio en el que, por medio del profeta Simeón, se descubre a la humanidad el papel de Jesús como Redentor del Mundo y la misión de su Madre, la Virgen María, como la Corredentora.

El Cántico de Simeón (Lc 2,22-40)

En el templo, mientras Jesús se ofrecía a su Padre, se abandonaba en manos de los hombres. 

Simeón tomó a Jesús de los brazos de María en los suyos, bendijo a Dios y rezó el «Nunc dimittis», un himno que puede compararse con los más bellos salmos y que se reza todos los días en el oficio de la tarde, en Completas, desde el siglo V. 

Ahora, Simeón puede morir en paz, porque ha visto la señal prometida, que es la salvación para todos los pueblos y para Israel. En el himno pronuncia: «Él está aquí para la caída y resurrección de muchos y como signo de contradicción». En cuanto a María, la Madre, también ella participará personalmente en la pasión de su Hijo divino (cf. Lc 2, 35).

Revelación de la Advocación: Corazón Doloroso e Inmaculado de María

LAC 20 de octubre de 2014. Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús

“Querido hijo de mi Sagrado Corazón, te digo que el Doloroso e  Inmaculado Corazón de mi Madre fue revelado por primera vez,  cuando al presentarme en el Templo, Simeón dijo a mi Madre: una espada de dolor atravesará tu Corazón. Este es el fundamento bíblico de tan grandiosa Devoción y tan amada Advocación de mi Madre.

Esta es la Primera Devoción Mariana: Corazón Doloroso e Inmaculado d.e. María, y será la última, la del Triunfo, el día del Triunfo de mi Sagrado Corazón junto al Corazón Doloroso e Inmaculado de mi Madre. Dicha Advocación, hijito, recibe todas mis gracias.”

Jesús, la Luz del Mundo
La Llama de Amor
Los Sagrados Corazones Unidos
Revelación a María como CORREDENTORA

En el Misterio de la Presentación de Jesús en el Templo contemplamos el ofrecimiento de los dos Corazones, Madre e Hijo, en una sola ofrenda de amor por la salvación de la humanidad. Es el doble movimiento de la encarnación: el Hijo entra en el mundo para ser un perfecto adorador del Padre y para responder a las expectativas de los hombres. La Madre renuncia al Hijo y a su derecho maternal. Cuando María recibió a su hijo de los brazos de Simeón, comprendió que lo recibía para ofrecerlo. Su maternidad la implicaría en el destino de Jesús y toda oposición a él repercutiría en su corazón.

La presencia de María al pie de la cruz es el signo de que la madre de Jesús siguió hasta el fondo el itinerario doloroso trazado por el Espíritu Santo a través de Simeón.

En el mismo día en que se celebra la fiesta de la Presentación en el Templo, se celebra la Fiesta de la Candelaria desde el siglo IV. La procesión, que la liturgia de este día manifiesta con velas encendidas, recuerda precisamente las palabras con las que Simeón indica al Mesías: «luz para iluminar a las naciones». La palabra griega es apokalupsis: sugiere la retirada de un velo que oculta la luz. El hombre, dirigiéndose directamente a María, revela la acogida que tendrá el Señor: está destinado a ser ocasión de caída y de resurgimiento en Israel, estarán a favor o en contra de él; será aceptado por unos y rechazado por otros. 

LAC 2 de febrero de 2017 - Corazón Doloroso e Inmaculado de María

“Queridos hijos, en el Misterio de la Presentación del Niño Jesús en el Templo de Jerusalén, llegó la Luz al mundo entero; la Luz que el Señor tenía preparada se desveló y brilló en la Presentación del Niño.

Mediten en este Misterio, pequeños apóstoles, y contemplen al Corazón de la Madre unido al Corazón del Hijo en el Templo de Jerusalén; nos ofrecimos los Dos con un solo Corazón por la salvación de la humanidad. Y la Luz que lleva mi Hijo encendió mi Corazón como una Llama de Amor ardiendo por la salvación de todos los hombres. Y, a través del Profeta Simeón se confirmó que el Niño era el Redentor de los hombres. Y al profetizar que la espada atravesaría mi Corazón, me reveló el Espíritu Santo, por boca de Simeón, que era la Corredentora de este Niño Redentor.

Este Misterio de la Presentación, es el Misterio del nombramiento de su Madre como Corredentora. La Llama de Amor de mi Corazón que descenderá a toda la humanidad para transformarlos y purificarlos para el Reino de mi Hijo, es una prenda de gracias de mi Corredención.”

LAC 5 de abril de 2017- Casto y Amante Corazón de San José

“Qué dolor sintió mi Casto y Amante Corazón cuando nos encontramos con el profeta Simeón, que anunció el futuro sacrificio de Jesús y la pasión espiritual del Corazón Inmaculado de María, que como la Corredentora se uniría a los sufrimientos de su Hijo. Pero la alegría que invadió mi Corazón fue cuando presentamos al Niño al Señor y recibió del Espíritu Santo la unción como Mesías, en el Templo de Dios. Nadie se daba cuenta, excepto nosotros sus padres, Simeón, y la profeta Ana, que el Redentor ya estaba entre los hombres.” 

LAC 19 de enero de 2019 - Corazón Doloroso e Inmaculado de María

“El título, Doloroso e Inmaculado Corazón de María, es un atributo universal, que quiere decir que soy Corredentora, que soy el puente entre Dios y ustedes, mis hijos; que soy el camino que la humanidad tiene para llegar al Corazón de mi Hijo. Y deseo que en el mundo entero se propague, mediante los Cenáculos de Oración, la devoción a mi Doloroso e Inmaculado Corazón. 

¡Escuchen a su Madre! ¡Comprendan que quiero su salvación! ¡Que el mundo entero acoja esta devoción que mi Hijo Jesucristo envía para estos Últimos Tiempos! 

El Misterio de la Presentación y los apóstoles de los Últimos Tiempos

LAC 5 de abril de 2017- Casto y Amante Corazón de San José

“Hijos, preséntese ustedes junto al Niño Jesús, en unión de Él, al Padre Eterno, como una sola Hostia que se sacrifica en el altar, para que se vuelvan santos e irreprochables a los ojos del Señor.

¡Vivan! queridos hijos, este Misterio de la Presentación del Niño Jesús continuamente. Nunca alejando de sus corazones que Dios está en ustedes siempre. Él, siempre, permanece en ustedes.”

Meditemos profundamente en todos estos detalles de la Presentación del Señor Jesús en el templo y en la profética manifestación del Apostolado de los Sagrados Corazones Unidos en ese instante.

María, Corredentora de las almas y de la Iglesia, ruega por nosotros.

Meditaciones y Oraciones en Honor a la celebración de la Presentación del Niño Jesús en el Templo

1. Meditaciones

LLAMADOS DE AMOR Y CONVERSIÓN SOBRE LAS HORAS DE MEDITACIÓN REPARADORA

ORACIÓN PREPARATORIA PARA LA MEDITACIÓN DE LA HORA DE REPARACIÓN

DECIMA HORA DE MEDITACIÓN REPARADORA

2. Dulce Cadena del Amor Divino

LLAMADOS DE AMOR Y CONVERSIÓN SOBRE LAS HORAS DE MEDITACIÓN REPARADORA

9 de junio de 2018 - LLAMADO DE AMOR Y CONVERSIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN EUCARÍSTICO DE JESÚS

“Las 33 Horas de Meditación Reparadora”

Mi querido hijo y pequeño esposo de la Cruz, te estoy obsequiando un hermoso Don para estos tiempos, Nuestros Sagrados Corazones Unidos, nuestra vida interior y nuestro mismo amor y dolor.

Cada letra que escribas, cada palabra que leas, aliviará Nuestros Corazones Unidos, liberará almas benditas del Purgatorio, rescatará almas sacerdotales y acercará a la humanidad a Nuestros Sagrados Corazones.

Cada meditación que, mi Madre y Yo, te dictamos es reparadora y a la vez intercesora.

Iniciarás con una meditación orante, proseguirás con la Hora de Meditación Reparadora correspondiente y finalizarás con la oración de la Cadena de Amor.

Bendigo estas Horas de Meditación Reparadora, desde hoy para siempre.

Humanidad, te entrego estas Horas de Meditación Reparadora, para que, te acerques a mi Corazón Eucarístico, me conozcas, y te dejes amar por tu Dios (1 Pedro 5, 6).

9 de junio de 2018 - LLAMADO DE AMOR Y CONVERSIÓN DEL CORAZÓN DOLOROSO E INMACULADO DE MARÍA

“Las 33 Horas de Meditación Reparadora”

Mi pequeño, este Apostolado acelera, el Triunfo final de mi Doloroso e Inmaculado Corazón, pero estas Horas de Meditación Reparadora preparan interiormente los corazones de mis hijos (2 Corintios 4, 16), para recibir y vivir mi Triunfo, y el Reinado de Jesús Hostia.

Pequeños míos, procuren orar y meditar una Hora Reparadora. Fiat.

Oración preparatoria para la Meditación de la Hora de Reparación

21 de junio de 2018 - LLAMADO DE AMOR Y CONVERSIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN EUCARÍSTICO DE JESÚS

Jesús, amor mío, soy tu pobre nada. Mi Jesús, soy nada y además pobre, por eso necesito de tu Santo Espíritu que, unido al Doloroso e Inmaculado Corazón de la Mamá Celestial llenen mi pequeño corazón de Amor Santo y Fuego Divino para enfervorizar mi ser, tan frío e indiferente al Amor de Dios.

Jesús, mi Esposo Celestial, al comenzar mi meditación reparadora, prepara mi espíritu para recibir la Luz Divina que me conceda conocer y grabar en mi corazón los Misterios de tu amor infinito, amor que entregaste a una Cruz para que yo te amara, amor que expiró su último aliento para que yo tuviera vida.

Jesús, Mamá Celestial, tomo los méritos de cada Hora de Meditación Reparadora y los hago vida que, multiplicándose en mí, den luz a todos los corazones, y haciéndose vida en mi pobre vida, me preparen a mí y a todos para el Triunfo del Doloroso e Inmaculado Corazón de María y del Reinado del Espíritu Santo. Amén.

Decima Hora de Meditación Reparadora

14 de enero de 2021 - LLAMADO DE AMOR Y CONVERSIÓN DEL CORAZÓN DOLOROSO E INMACULADO DE MARÍA

Querido hijito, quiero descubrirte los Misterios de mi Doloroso e Inmaculado Corazón para que repares con Nuestros Corazones Sacratísimos al Padre Tierno y Misericordioso.

San José, al enterarse de mi embarazo de Cielo, se turbó a causa del voto que yo realicé, prometiendo mi virginidad al Padre.

San José creyó que Yo había faltado al Voto de la Virginidad, el Señor Todopoderoso confirmó en sueños a San José, lo que Yo ya le había comunicado. San José creyó y en el día fijado para que Él me recibiera en su casa, me llevó a su casa, siendo así mi esposo ante la ley, pero siempre virginal, y el Padre Nutricio del Divino Niño.

Estando en Nazaret debíamos peregrinar a Belén, a la ciudad de origen de nuestros padres, pues Belén, es la cuna de la descendencia de David.

Caminamos tres días para llegar a Belén. Entrando a la ciudad de Belén, José pidió hospedaje en las casas del pueblo, pero el pueblo estaba lleno de peregrinos que habían acudido al censo.

En las afueras de Belén había una cueva que fue hecha establo, para albergar a los rebaños del rededor. La estrella del Señor, en forma de un gran rayo de luz, iluminó aquel lugar a lo que entendí que, hacia allí, debíamos acudir.

Llegamos a aquella humilde cueva, y mi virginal Esposo ordenó aquel lugar, había una especia de banca, con un hueco, donde se acomodaba la paja y las hierbas para que comieran los animales que allí eran guardados. Este lugar fue iluminado por aquel rayo de luz, el justo José arregló ese deposito de paja y hierbas con pañales y unos pocos abrigos doblados para acoger al Niño Santo.

Yo estaba muy cerca del lugar preparado, sabía que el Niño Dios vendría esa noche santa, una luz inmensa cayó de aquella estrella como rayo vivo, y como una columna de luz y fuego se formó y descendió donde Yo estaba reposando.

La luz me inundó y mi Vientre, sin romperse y sin dolor, dio a la vida al Mesías esperado. Fue tantísima luz, que mi Casto Esposo José no pudo ver el alumbramiento, así lo quería el Señor; aquel mar de luz, en su intensidad, también encendió las dos antorchas que estaban a ambos lados de la entrada de la cueva.

Tomé al Niño Santo en mis brazos, lo bañe de amor y besos, y lo entregue a San José que, con temblor y amor, tomó al Mesías. Besando sus piecitos exclamó: ̈mi Redentor y mi Hijo ̈, lo acostó en los pañales, lo abrigó y lloró frente aquel Niño dulce y adorable.

Los Ángeles, guiados por el Arcángel Gabriel, aparecieron a los pastores de las montañas de rededor anunciando la venida del Mesías esperado, inmediatamente acudieron a aquella pequeña cueva, muchos pastores de las montañas trayendo unas ofrendas para el Niño Dios; y veían a la Madre Reina bañada de majestad junto al Rey de Israel (Salmo 45, 9), entendieron que este Niño era el Rey de Israel.

A los siete días, San José y Yo, llevamos al niño a la Sinagoga en Nazaret, donde fue circuncidado según la ley de Moisés, y le impusieron el Santo Nombre de Jesús que quiere decir: Dios Salva.

Al cumplirse los 40 días peregrinamos a Jerusalén, al Templo del Señor. Desde lejos miramos la Sombra del Señor que posaba sobre el Templo, la Shekina, que permanecía encima del Sancto Sanctourum. Al llegar al Templo, en la Puerta la Hermosa, fuimos sorprendidos por Simeón el profeta, al vernos se acercó con amor y temblor, toca al Dulce Niñito, se arrodilló y oró, y en el mismo momento el Espíritu Santo profetizó mi Misión de Corredentora, por medio de Simeón.

Simeón y Ana, nos condujeron al patio central del Templo, donde ofrecimos

el sacrificio de dos tórtolas y el sacerdote las entregó en oblación, en el fuego, al Padre.

Luego el sacerdote, mismo que ofreció el sacrificio, nos llevó hasta el primer escalón frente a la puerta del Santuario, tomó al Niño, pronunció el Dulce Nombre de Jesús, elevó su cuerpecito sagrado hacia el Cielo, nos bendijo a los Tres y regresamos a Nazaret.

En Nazaret supimos que la vida del Niño corría peligro, por lo que el Padre anunció en sueños a San José de emigrar a Egipto por un tiempo. En Egipto vivimos de la pobreza y de la oración, y en Egipto se nos aviso la muerte de Herodes. Nuevamente regresábamos a Nazaret.

En la de San José, donde el Niño Santo inició, con su padre casto, las lecciones de la ley y a trabajar como humilde obrero.

En esta vida oculta en Nazaret el Niño Santo crecía en edad y sabiduría.

Elevación del alma

Amadísimo Padre, quiero amarte, adorarte, repararte por todos, llenarme de tu Luz, de tu Amor, de tu Virtud; y con el Corazón Doloroso e Inmaculado de María, quiero sumergirme en el Divino Misterio del Nacimiento de tu Hijo, quiero que el dulce Niño nazca y crezca en mi corazón.

Quiero sumergirme en el mar divino de su Preciosa Sangre en la Circuncisión. Que su Sacratísimo Nombre se grabe en mi pecho, en el Misterio de la imposición legal de su Nombre. Y, ante Ti, con tu Dulce y pequeño Rey Niño y junto a mi Mamá, la Reina Celestial, te amo y me presento como ofrenda eucarística para Ti, para que todos te amen, te reparen, te adoren.

Quiero ofrecerte los sufrimientos, las pobrezas, las dolencias de la Sagrada Familia en su peregrinación a Egipto, su vida de peregrinos en tierra extranjera. Tomo la santa vida de los Tres Sagrados Corazones Unidos escondida en Egipto y la ofrezco como alabanza.

En la vida oculta en Nazaret quiero, con Jesús, Nuestra Señora y San José, vivir sus vidas y unirme a sus Tres Sagrados Corazones Unidos; ofrecerme con ellos para Ti, y hacer, de esta vida familiar de los Sagrados Corazones Unidos en Nazaret, mi propia vida de alabanza, reparación y amor oblativo. Amén, Fiat.