Primer Mandamiento

14 de marzo de 2014 - LLAMADO DE AMOR Y CONVERSIÓN DEL CORAZÓN DOLOROSO E INMACULADO DE MARÍA

La Vida de Dios en los que se dejan formar por mí, en mi Inmaculado Vientre. 

Hijos pequeños, yo sufro porque no se abren a la Voluntad de Dios. Déjense, ábranse, abandónense a la Voluntad del Padre, que es su mismo Amor y Misericordia. 

Hijos no se dejen llevar por la corriente del mundo, busquen fortaleza en la oración constante en Jesús vivo en cada sacramento, busquen la Cruz, amen la Cruz, carguen su Cruz, es decir, los sacrificios, las penitencias e incluso: sus vidas entréguenlas, como se ofrece el santo humo del incienso en los altares eucarísticos. Sean brasas ardiendo en el mundo, para que llenen de esa llama a mis demás hijos. Si supieran cuanto les amo, contagiarían a los demás de vuestro amor, buscarían la salvación de su alma, de sus seres queridos, las almas del mundo entero, y cumplirían con agrado la Voluntad del Padre. 

Hijos no saben en la gran oscuridad en la que viven, por eso, hoy en estos tiempos, con estos mensajes, les doy las claves, las pautas, las reglas, porque como Madre amo, como madre les corrijo. No le causen más dolor a mi Hijo que aún está en la Cruz, sino que busquen como consolarle. Ábranse, y déjense guiar por Mí, sólo así podrán ser gratos a mi Hijo. Amen los mandamientos de la Ley de Dios. 

Vivan en gracia y crezcan en oración, en los Sacramentos. Dejándose guiar en mi Purísimo e Inmaculado Vientre como cualquier madre yo los voy moldeando, les doy los rasgos, les doy las apariencias, los lleno de mis sentimientos, de mis actitudes, de mis altos y profundos deseos.

Hijitos, como cualquier madre, quiero lo mejor para ustedes, y lo mejor para ustedes es el Cielo. Yo, la humilde, como creatura reconocí al Creador. Yo como Hija obediente, fui fiel a la Cruz. Yo, como vosotros, fui humana, ignorante, pero Dios mi Padre me apartó, me guio, me formó, me moldeó y yo quiero sacarlos de esa ignorancia que viven. 

Vivan en el Corazón del Padre porque ustedes hijitos perecen por ignorancia. “Mi pueblo perece por falta de conocimiento” (Oseas 4; 6). Amén, amén, amén. 

Busquen el Reino de Cristo, el Redentor, mi Hijo por excelencia, y en mi Vientre, busquen un lugar espiritual, un refugio que hallareis. En mi Vientre les hablaré, los educaré, los llevaré al Padre, los daré a luz a la Vida, la Vida en Dios. 

Quiero llenarles del Espíritu Santo para asemejarlos al Maestro de maestros, Rey y Señor, Cristo Jesús, el Redentor, el Salvador, el Amante de todos los corazones, el que desea salvar sus almas, para la mayor gloria de Dios. Yo fui quien habló a la primera Iglesia de mi Hijo. Yo los guie, los acompañé en oración y por eso fueron fieles, porque fueron humildes y obedientes. 

Dejad pequeños que mi Pie Virginal doblegue ese vuestro orgullo, soberbia, destruya vuestra ignorancia. 

Amad al Padre, no sigáis crucificando al Hijo, y fórmense por el Divino Espíritu Santo en mi Santísimo Vientre.

Les amo con Amor de Madre. Les ama el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo de Amor, y Maestro de la conversión. Amén.