CENÁCULO DE CONSAGRACIÓN AL PURÍSIMO E INMACULADO VIENTRE DE MARÍA – DÍA 20

CENÁCULO DE CONSAGRACIÓN AL PURÍSIMO E INMACULADO VIENTRE DE MARÍA

Día 20

Día 20

28 de mayo del 2014

Los hijos predilectos de mi Vientre Inmaculado son mis Sacerdotes, ministros de mi Hijo.

La Santa Madre:

Querido hijo, hoy te digo que cada hijo mío nacido de mi Purísimo Vientre ama y venera a los Sacerdotes. Sacerdotes cuyas manos están consagradas para dar el Culto Divino, Culto Santo, Culto Sagrado, Culto Inviolable. Mis hijos entregándose al Padre a favor del mundo.

Por eso, cada hijo mío ama y venera a los Sacerdotes.

Cada Sacerdote, mi místico, ES OTRO CRISTO.

¿Por qué otro Cristo? porque cada Sacerdote ha recibido el Don de Dios en sus vidas.

Mi Hijo vive en ellos. En ellos está el ministerio de Cristo, En ellos está la presencia de Dios. En ellos está la presencia de mi Hijo Jesús en plenitud, en amor incondicional.

¡Oh, mi niño, cuánto amo a los Sacerdotes y cuánto sufro por ellos! Hijito, ora por ellos, por los Sacerdotes, mis escogidos. Salva muchas almas Sacerdotales, con tus oraciones y sacrificios.

Cada hijo mío Sacerdote, cada una de sus almas, son preciosas al Padre. Cada Sacerdote es señal verídica de que mi Hijo Vive.

Hijo mío, místico de mi corazón, sabes que yo no puedo hacer lo que ellos hacen. Yo anduve a mi Hijo nueve meses en mi regazo. Lo di a Luz para el mundo en Belén y se o entregué en la Cruz. Hijo, ahora (hoy), cada Sacerdote lo trae diariamente al mundo a sus corazones.

Si supieran que mi Corazón no solo es Inmaculado sino también es Sacerdotal. Yo soy María Madre Sacerdotal, que hoy te llama para que oremos por los Sacerdotes, sacrifíquense por ellos y alégrense con ellos, sufran con ellos, luchen por ellos.

Cada sacerdote debe abrirse a mis gracias. Gracias que brotan de mi Corazón Doloroso e Inmaculado y Sacerdotal especialmente para ellos. ¡Cuánto deseo sacerdotes santos! llenos de piedad, fe y devoción, cargando diariamente la Cruz.

Las manos de un sacerdote, querido hijo, brillan en el cielo: son las estrellas del firmamento eterno, son las rosas de mi Inmaculado y Doloroso Corazón, son mis perlas, las perlas de mi Corona, y son mis lágrimas preciosas por cada sacerdote que es infiel a mi Hijo.

Hijito, mi muy amado, el mundo aún se sostiene no solo por mi oración, sino por cada Santa Misa celebrada diariamente por cada sacerdote.

El mundo hoy vive con la luz del sol y el resplandor de la luna por cada oración sacerdotal. Oren, amen y busquen a mis sacerdotes predilectos que son mis más amados, mis niños más perseguidos.

¡Oh sacerdotes de mi Corazón, regresen a vuestra Madre que les llama!. Amén.