
Adaptación del CÁNTICO 122
EN HONOR DE SAN JOSÉ, ESPOSO DE MARÍA
de San Luis María Grignion de Montfort
1. Entonemos un canto en honor
de San José, el protector
y Esposo de María.
José es humilde y menos conocido.
Nadie en la tierra lo ha visto;
sin embargo, a los santos cautiva.
Que cielos y tierra le canten,
y todos lo glorifiquen.
2. Oh, gran José, sólo a ti Dios
digno esposo te encontró
de su Madre admirable.
Esposo de la Reina del cielo.
Maravilloso privilegio;
eres testigo de santidad,
y de su pureza guardián.
Oh, ¡qué gloria incomparable!
Alabemos a José,
Casto y Amante Corazón,
que perseveró por la Redención
en Belén y en Nazareth.
3. El Padre eterno te quiso
para cuidar a su hijo,
para tomar su puesto.
Tú llevaste en tu regazo
a tu Rey y soberano;
por muy singular designio
fuiste el padre nutricio
de tu Padre supremo.
4. ¡Quien lo viera acariciarte
sonreírte y abrazarte
con amor tan tierno!
Su sonrisa fundía tu corazón
llenándolo de dulzura,
mientras tú encendido en amor,
le decías con ternura:
hijo mío, te quiero.
Alabemos a José,
Casto y Amante Corazón,
que perseveró por la Redención
en Belén y en Nazareth.
5. Si las palabras de María
pudieron santificar
a Juan y su madre misma,
¡qué no habrá logrado en ti
su trato santo y feliz!
Su palabra te encantaba,
su presencia te llenaba
de toda su luz y gracia.
6. Tu sin igual humildad
te condujo a guardar
un silencio constante;
a vivir como discreto
y modesto carpintero,
a pasar por ignorante,
por incapaz, sin talante
sin figura de gran juicio.
Alabemos a José,
Casto y Amante Corazón,
que perseveró por la Redención
en Belén y en Nazareth.
7. Cuanto más te rebajaste,
tanto más de Dios lograste
los honores de su gloria.
Tus méritos nos sorprenden,
tus privilegios son grandes.
El cielo exalta tus fulgores,
el mundo goza de tus favores
hasta en horas de Purgatorio.
8. Nunca nadie te ruega en vano,
tu patrocinio es soberano
como Teresa asegura.
Tu Hijo es Dios de gloria,
tu Esposa del cielo Reina,
tu plegaria, para ellos ley,
deseo hecho mandato.
Tu poder es sin medida.
Alabemos a José,
Casto y Amante Corazón,
que perseveró por la Redención
en Belén y en Nazareth.
9. SAN JOSÉ:
Procura ser el último en todo,
oculto, discreto a mi modo;
¡vive en Jesús y en María!
busca lo que el mundo no quiere,
huye cuanto él persigue.
Camina solo en la fe
para ser en verdad feliz
por la imitación de mi vida.
Alabemos a José,
Casto y Amante Corazón,
que perseveró por la Redención
en Belén y en Nazareth.
10. ORACIÓN:
¡Sé tú, José, mi patrono
para obtener por regalo
de Dios la Sabiduría!
Para ensalzar al Salvador
y convertir al pecador,
ayudar (a) los desposeídos
y derribar los enemigos.
La caridad será tu guía.
Alabemos a José,
Casto y Amante Corazón,
que perseveró por la Redención
en Belén y en Nazareth. (bis)