Hora 14

21 de junio de 2018

Oración preparatoria para la Meditación de la Hora de Reparación

Jesús, amor mío, soy tu pobre nada. Mi Jesús, soy nada y además pobre, por eso necesito de tu Santo Espíritu que, unido al Doloroso e Inmaculado Corazón de la Mamá Celestial, llenen mi pequeño corazón de Amor Santo y Fuego Divino para enfervorizar mi ser tan frío e indiferente al Amor de Dios.

Jesús, mi Esposo Celestial, al comenzar mi meditación reparadora, prepara mi espíritu para recibir la Luz Divina que me conceda conocer y grabar en mi corazón los Misterios de tu Amor Infinito, Amor que entregaste a una Cruz para que yo te amara, Amor que expiró su último aliento para que yo tuviera vida.

Jesús, Mamá Celestial, tomo los méritos de cada Hora de Meditación Reparadora y los hago vida, que multiplicándose en mí den luz a todos los corazones, y haciendose vida en mi pobre vida me preparen a mí y a todos para el Triunfo del Doloroso e Inmaculado Corazón de María y del Reinado del Espíritu Santo. Amén.

21 de junio de 2018

Al terminar la Meditación Reparadora, se realiza La Dulce Cadena del Amor Divino

21 de junio de 2018 Oración preparatoria para la Meditación de la Hora de Reparación

20 de enero de 2021 – LLAMADO DE AMOR Y CONVERSIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN EUCARÍSTICO DE JESÚS

Décima Cuarta Hora de Meditación Reparadora
¨Vida Pública y Predicación de Nuestro Señor¨
Esposo de mi Sagrado Corazón: Está Meditación Reparadora guárdala en el jardín de tu corazón, como el Mayor Tesoro Escondido. Hijito, en las bodas de Caná mi Santa Mamá impulsó mi Obra de Redención, todas las personas en aquella boda conocieron el Milagro, pues los sirvientes, después, lo contaron a todos y mis discípulos creyeron en mis Palabras.

Salimos de Caná, regresamos a Nazaret, a casa de mi Madre. En Nazaret, nuevamente, antes de partir me retiré a orar con mi Mamá Reina, y mi Madre Celestial me bendijo, diciéndome: ¨Hijo Mío has venido a quitar el pecado del mundo, eres el Salvador y el Mesías Prometido, Yo te Bendigo para que mi Fiat, dado en esta misma casa santa el Día Solemne de la Encarnación, te acompañe en tu Misión y nuestros Dos Corazones permanezcan Esposados con Dulces Cadenas de Divina Voluntad¨.

Me despedí de mi Madre, también bendiciéndola. Salí con mis discípulos, reuní a los 12 Apóstoles, recorrí con ellos Nazaret, Judea, Galilea, Cafarnaúm. Toda Israel fue bendecida por mi Misión, realizando los grandes prodigios de la Misión Redentora: sanar a los enfermos, resucitar a los muertos, perdonar a los pecadores y lo más importante, predicar el Reino al Pueblo, y hacer conocer el Gran Amor Trinitario por las almas. Todos los signos milagrosos tenían un objetivo: confirmar con obras la Predicación del Hijo de Dios.

Mi Vida Pública es una constante alabanza a la Santísima Trinidad, en esta alabanza a la Trinidad Bendita fue levantada mi Iglesia. La Iglesia es la Casa del Cielo abierta en la tierra (San Mateo 16, 18), por eso los pecados contra este Misterio de la Iglesia reclaman reparaciones grandes de parte de los hombres y si no se repara mi Iglesia, entonces el Cielo clama la Divina Justicia, porque la Iglesia es mi Cuerpo, y los pecados contra mi Cuerpo son profanaciones y las profanaciones se elevan a la Justa Ira.

Manuel de mi Sagrado Corazón, en toda mi Misión Redentora mi Madre siempre estuvo presente espiritualmente y en muchas ocasiones físicamente. Mi Santa Mamá, siempre cubrió de oraciones y sacrificios mi Ministerio Redentor, como la Corredentora del Redentor.
Elevación del alma
Dios Padre Tierno y Misericordioso, te amo, te adoro, te reparo tomando en mí, la Vida de Jesús, su Misión de Redención de tres años, sus milagros, sus signos, sus actos; pero, sobre todo, tomo su propio Corazón Divino, Fuente de todos estos prodigios de Cielo.

Te adoro en la resurrección de la hija de Jairo, en la resurrección del hijo de la viuda, en la resurrección de Lázaro; te agradezco con los leprosos, ciegos, cojos, enfermos curados por tu Hijo. Te alabo en los pecadores arrepentidos como Mateo, Zaqueo. Te reparo con santa María Magdalena, pero sobre todo quiero adorarte y darte el mayor consuelo y reparación que es vivir la Divina Voluntad, manifestada en la Divina Predicación de tu Hijo Jesús, así como la vivió y obedeció el Corazón Doloroso e Inmaculado de Nuestra Señora. Amén. Fiat.