Hora 17

21 de junio de 2018

Oración preparatoria para la Meditación de la Hora de Reparación

Jesús, amor mío, soy tu pobre nada. Mi Jesús, soy nada y además pobre, por eso necesito de tu Santo Espíritu que, unido al Doloroso e Inmaculado Corazón de la Mamá Celestial, llenen mi pequeño corazón de Amor Santo y Fuego Divino para enfervorizar mi ser tan frío e indiferente al Amor de Dios.

Jesús, mi Esposo Celestial, al comenzar mi meditación reparadora, prepara mi espíritu para recibir la Luz Divina que me conceda conocer y grabar en mi corazón los Misterios de tu Amor Infinito, Amor que entregaste a una Cruz para que yo te amara, Amor que expiró su último aliento para que yo tuviera vida.

Jesús, Mamá Celestial, tomo los méritos de cada Hora de Meditación Reparadora y los hago vida, que multiplicándose en mí den luz a todos los corazones, y haciendose vida en mi pobre vida me preparen a mí y a todos para el Triunfo del Doloroso e Inmaculado Corazón de María y del Reinado del Espíritu Santo. Amén.

21 de junio de 2018

Al terminar la Meditación Reparadora, se realiza La Dulce Cadena del Amor Divino

21 de junio de 2018 Oración preparatoria para la Meditación de la Hora de Reparación

2 de febrero de 2021– LLAMADO DE AMOR Y CONVERSIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN EUCARÍSTICO DE JESÚS

Décima Séptima Hora de Meditación Reparadora
¨La Agonía de Jesús en el Huerto de Getsemaní¨
Mi pequeña víctima: Terminada la Cena Eucarística, con la que era perpetuamente Instituido el Sacramento de la Divina Eucaristía, habiendo sido bendecido por mi Mamá Celestial, me dirigí con los 11 Apóstoles, al Valle de Cedrón, muy cerca del Monte de los Olivos. Llegando al pie del monte, tomé conmigo a Pedro, Santiago y Juan, los mismos tres Apóstoles que vieron mi Gloria, ahora, ven mi Divina Agonía Redentora.

Llegué con ellos al Huerto de Getsemaní, que significa ‘prensa de aceite’, pues allí se exprimía el olivo y daba el fruto suave del óleo. Pues en este Huerto, como olivo fue exprimido mi Sagrado Corazón, brotando la Divina Unción de mi Preciosa Sangre, de modo que en este Dolor todo mi Sacratísimo Cuerpo llego a derramar mi Sangre Preciosa, también en el suelo y en la roca en la cual me apoyaba, para sostenerme en oración.

El Dolor de mi Corazón de Cordero era infinito, todos los pecados, desde el primer pecado original hasta el último pecado del último hombre, fueron sufridos por mi Sagrado Corazón Agonizante.

Amado hijito, el Gran Aviso que vendrá a la humanidad, fue vivido primero en el Huerto de Getsemaní por Mí, no porque lo merecía, porque soy Dios, sino para redimir y sufrir por ustedes y sus pecados, siendo Yo mismo el Primer Reparador del Padre Tierno y Misericordioso.

El Arcángel San Miguel se apareció para confortarme y darme una confianza en el Amor del Padre, infinita, pues mi alma estaba experimentando todas las noches oscuras que viviría mi Iglesia y que sufrirían todas las almas. En esta soledad infinita, me ofrecía constantemente al Padre Tierno y Misericordioso para que se realizara su Divina Voluntad, y la Misión Redentora tuviera su perfecto cumplimiento.

Mi Santa Mamá en el Cenáculo, subió a la habitación más alta de aquel Aposento, dirigiendo su mirada al Monte de los Olivos, acompañándome, mi Madre también agonizó conmigo. Mi víctima, en este silencio de reparación profunda del Getsemaní, consuela nuestros dos Corazones Agonizantes.
Elevación del alma
Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, dirijo mi corazón, hacia el Huerto de Getsemaní, consuelo y acompaño tu Sagrado Corazón Eucarístico, lleno de angustia. Te contemplo, Redentor Mío, postrado en tierra con el Rostro bañado en Sangre y Tu Corazón exprimido como el olivo, dando el suave fruto del perdón.

Jesús, te amo por todos los hombres, te pido perdón por todos los pecados de la humanidad, y quiero, consolar y reparar tu Sagrado Corazón Eucarístico, y al Doloroso e Inmaculado Corazón de María, mi Dulce Mamá Dolorosa en la Agonía del Huerto.

Ofrezco al Padre sus lágrimas, sus dolores, sus mismos Sacratísimos Corazones Agonizantes, por la venida del Nuevo Reino Eucarístico. Amén. Fiat.