Pequeño esclavo del Amor Divino, nada y heraldo de los Sagrados Corazones Unidos:
El Espíritu Santo ha derramado gracias en ti por mediación del Corazón Doloroso e Inmaculado de la Virgen Inmaculada.
La Inmaculada, el Justo y Casto San José y el Divino Espíritu Santo te entregaron como víctima de amor al Sagrado Corazón Eucarístico del Cordero y, unido a Jesús, ofrece tu nada a mi amor paternal. Esto es un misterio de ofrecimiento, ofrecimiento por amor, por amor a Dios, por amor a tus hermanos, a la Iglesia, a las almas.
Y, en este ofrecerte, también anuncias los deseos de la Santísima Trinidad, comunicas a los hombres los deseos del Divino amor y nuestros deseos son estos Últimos Llamados y avisos para la conversión de todos los hombres. En nuestros Llamados se están recordando, por última vez, las auténticas manifestaciones celestiales. A través de los Llamados la Santísima Trinidad ha realizado un epílogo final para estos Últimos Tiempos.
Pequeña nada, transmite con alegría estos Últimos Llamados de Amor y de Conversión y ora para que mis hijos los escuchen, abran el corazón y los vivan.
Mis hijos deben recurrir a la enseñanza de la Iglesia, a la Palabra de Dios y a los Llamados de Amor y de Conversión.
Si mis hijos centran su corazón en esto no perecerán en estos tiempos de confusión.
Mi revelación privada en estos Llamados de Amor y de Conversión están al servicio de la Iglesia y del santo Evangelio, por eso ¡escúchenlos! ¡vívanlos! ¡medítenlos!
TODO EL APOSTOLADO DEBE VOLVER A LOS LLAMADOS DE AMOR Y DE CONVERSIÓN Y CENTRARSE EN ELLOS.
Y, TAMBIÉN: LA OBEDIENCIA DE MIS HIJOS ES UN ACTO DE REPARACIÓN.
Ora, hijito mío, esclavo de amor de Jesús a través de María, para que los hombres acojan nuestros Llamados.
Te amo, te bendigo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén