Querido hijo: Mi Casto y Amante Corazón siempre ha estado presente en la historia de salvación de manera silenciosa, un silencio de contemplación: contemplar la Alianza de los Dos Sagrados Corazones de Jesús y de María. Y un silencio de anonadamiento, de hacerme pequeño y nada para que Jesús a través de María fuera todo en mí.
Por eso, como el Casto y Amante Corazón, revelo en Divina voluntad la plenitud de la Devoción Josefina: ser hijos de mi Casto y Amante Corazón.
En este tiempo, querido hijo, y a través de los Llamados de Amor y de Conversión se hablará, se manifestará, se mostrará a todos los hombres las glorias del Casto y Amante Corazón de San José. No solo como el custodio de los Sagrados Corazones de Jesús y de María sino también como el primer apóstol de estos Dos Corazones.
Deseo que mi Llamado de Amor y de Conversión sea meditado unido a la lectura del Capitulo 17 del Libro del Génesis.
Con mi Casto y Amante Corazón, que también se manifestó en Mettenbuch junto a Nuestra Señora, los amo y los bendigo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.