Pequeño crucificado, víctima por el Reino de Nuestros Sagrados Corazones, toda manifestación de mi Mamá Inmaculada es Divino Querer. Mi Madre se manifiesta por Voluntad Divina, y sus palabras maternales son continuidad de su mensaje evangélico principal: Hagan lo que Jesús les dice.
Hijito, mi Mamá se manifiesta por orden mía para llamar a los hombres a la comunión con su Dios.
En Lourdes, mi santa Mamá hizo una premonición del gran título: Corazón Doloroso e Inmaculado, en las dos rosas doradas que coronaban sus pies virginales.
Y, para aceptar y vivir el llamado materno el camino es la penitencia, quiere decir: ofrecerlo todo, bueno o doloroso, a mi Sagrado Corazón a través de mi santa Mamá. Y que, en el estado de vida de cada uno, viviendo las llamadas maternales, den testimonio de Nuestros Sagrados Corazones.
En Lourdes y aquí en nuestro Jardín, el llamado es a la penitencia: santificar la vida viviendo los Mandamientos del Padre Misericordioso.
Oren y mediten mi Llamado de Amor junto con el capítulo 3 del Libro del Levítico.
Con mi Sagrado Corazón los bendigo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.