Pequeño crucificado:
En este ofrecimiento, que el Corazón Doloroso e Inmaculado de María ha sido el gran mediador, Yo, el Espíritu Santo te he abrasado en el fuego del Divino Amor.
Anunciar los Llamados de Amor y de Conversión es predicar a los hombres las riquezas de los Sagrados Corazones Unidos, y en esta predicación se dan ciclos del Amor de Dios.
Las heridas internas impresas en tu cuerpo que te unen a las heridas del Dulce Crucificado, las exudaciones de las Lágrimas de la Inmaculada de tus manos, pero, sobre todo esto, la encarnación mística de los Dos Corazones en tu pobre corazón, todos estos signos acompañan la Obra de los Dos Corazones. Eres crucificado con el que te ama desde la Cruz, y todas estas gracias, que por misericordia el Señor te ha confiado, reciben el gran Sello del Fiat divino.
Por eso, tu pasión interior, que son los dolores más profundos en el Corazón de Jesús te hacen en una pequeña víctima por amor; ofreciendo tus reparaciones por todos los sacerdotes y el Santo Padre; por la conversión de todos los pecadores, para que conozcan el Amor de Dios; y por el Reinado del Espíritu Santo y de los Sagrados Corazones Unidos de Jesús y de María.
Yo, el Espíritu Santo soy el que regala estas gracias de amor, de cruz y de santidad.
Te bendigo, pequeña víctima de Jesús, de María y del Espíritu Santo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.