11 de octubre de 2023 – LLAMADO DE AMOR Y CONVERSIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN EUCARÍSTICO DE JESÚS

11 de octubre de 2023 – LLAMADO DE AMOR Y CONVERSIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN EUCARÍSTICO DE JESÚS

Mis amados sacerdotes, ministros de mi Corazón, dispensadores del Amor Divino: 

Mis amados sacerdotes, puentes de salvación para las almas, hoy, de manera particular deseo renovar la Consagración Sacerdotal que realicé en Fátima y consagrar, por vez primera, a los sacerdotes que han escuchado mi invitación, me refiero a la imposición de la Estola Sacerdotal de las Bodas del Cordero.

Amados sacerdotes, en este instante sus Ángeles de la Guarda imponen sobre ustedes la Estola Dorada de las Bodas del Cordero Eucarístico. 

¿Qué es esta Estola Dorada, que seguirá siendo invisible para el mundo, pero visible para el Cielo? Es el signo de las primicias de un sacerdocio renovado, de un sacerdocio santo, de un sacerdocio para los Últimos Tiempos. Sacerdotes que serán, verdaderamente, mi persona en medio del mundo.

Mis amados sacerdotes, gracias por estar aquí, gracias por haber respondido a la invitación de su Maestro, gracias sacerdotes y esposas mías –mis religiosas, mis esposas vírgenes– por haber dicho FIAT a mi plan de amor, de unión y de santidad. 

Todas mis intenciones se están cumpliendo en este Retiro, todos y cada uno de los deseos de mi Corazón se han realizado en este encuentro. Todo ha sido gobernado –lo bueno y lo malo, las pruebas y las facilidades– por mi Providencia. 

Como les dije ayer, no tengan ninguna perturbación en su corazón, si no apertura, paz, fe y entrega. Porque es mi Voluntad que ustedes, mis sacerdotes, mis vírgenes, sirvan como padres y madres espirituales para mi gran Obra, la gran Obra del Corazón de Jesús: mi

Apostolado. Con esta Obra quiero reunir a la Iglesia, quiero curar las heridas de la división, quiero reparar las ofensas a los Sacramentos, al Santo Padre y a mi Cuerpo Místico. Con esta Obra quiero llevar a toda la Iglesia al primer amor, al amor de su juventud, al espíritu naciente del Cenáculo. A la experiencia del Pentecostés, pero siempre con Pedro y María.

Con mi Apostolado, quiero enamorar al mundo de la Iglesia y enamorar a la Iglesia de la Eucaristía y del Corazón de mi Madre.

Los bendigo, mis amados sacerdotes, los Ángeles han puesto la Estola Dorada de la Nueva Jerusalén en ustedes y las vírgenes, al igual que mi Mamá, han sido revestidas como la mujer Vestida del Sol, imagen y ejemplo, referencia y modelo de mi Mamá Inmaculada.

Queden en paz, todos los deseos de mi Corazón se han cumplido en este encuentro y preparen sus corazones, porque antes que este encuentro termine revelaré y pediré otra gracia. Los amo, los bendigo, los renuevo y mi Mamá besa sus manos, llagadas con Cristo para el sacrificio de la Eucaristía y mi Mamá besa las frentes de mis Vírgenes y de los laicos servidores. La Gloria de Dios está con ustedes. Los amo

Comentarios del instrumento:

Esa Estola Dorada representa la Nueva Jerusalén, bañada por el sol, sus calles de oro, como dice el Evangelista. Pero a la vez, un sacerdocio, glorioso, renovado, santo, transfigurado. Y, mientras Jesús decía que imponía esa Estola sobre ustedes, debajo de Él, yo miraba los Ángeles poniendo una Estola Dorada sobre cada uno de los sacerdotes. Pero, me llamó, además de eso, la atención que, sobre las religiosas, sobre las consagradas, su Ángel de la Guarda colocaba una capa, una capa dorada desde su cabeza hasta los pies, como Nuestra Señora. 

Luego el Señor nos bendijo, la Madre besó a todos, la Madre besó a cada sacerdote, las manos de cada sacerdote, y la Madre besó la frente de cada religiosa, de cada laico, de cada miembro del Apostolado que está sirviendo ahí en el retiro. Ha sido una noche llena de gracias. 

Dijo Jesús, con el Apostolado quiero enamorar al mundo de la Iglesia, que el mundo se enamore de la Iglesia a través del Apostolado. Y quiere enamorar a la Iglesia de la Eucaristía y los quiere enamorar a ustedes del Apostolado.

Sigamos teniendo el corazón abierto y como les digo, queridos padres, querida madres, queridos hermanos, desde aquí estoy ofreciendo todo y cada una de mis dificultades personales, corporales, la salud de mis padres. Todo lo estamos ofreciendo por los frutos de esta misión. Cuenten   con todas mis oraciones, cuenten con todo mi amor de hijo para ustedes y que Jesús y María reinen en esta misión.

En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Ave María Purísima, sin pecado original concebida.

Llamado en PDF

Ir a descargar