Alabado sea el Sagrado Corazón Eucarístico de Jesucristo.
Hijos amados de mi Doloroso e Inmaculado Corazón, mi obra guadalupana no ha terminado. Mi intención de cristianización de la humanidad, cuando me aparecí al pequeño san Juan Diego, se ha renovado a una misión de eucaristización de todos los hombres.
Vengo como el Corazón Doloroso e Inmaculado de María, Madre del verdadero Dios por quien se vive, a reunir a toda la humanidad en la casita sagrada de mi Corazón, para que todos mis hijos reciban el don del Espíritu Santo.
Mi Corazón Doloroso e Inmaculado continúa la obra revelada en el Tepeyac.
Les amo y les bendigo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.
