Mi Corazón de Madre continuamente se está manifestando, para mostrarles el Amor del Corazón de Jesús, para recordarles lo que Jesús les ha enseñado, para guiarles por el camino de la rectitud. Observo sus corazones y sólo encuentro una dureza que se resiste a comprender. Ustedes, queridos hijos, pueden entender Mis Palabras; pero se resisten a entenderlas, y, a veces, el hombre quiere acomodar la Palabra de Dios, según su criterio.
Queridos hijos, sus corazones están duros, ustedes pueden cambiar, tienen desde su Bautismo al Espíritu Santo y pueden cambiar; pero, ante todo, se dejan conducir por sus criterios humanos.
Queridos hijos, con mucho Dolor en Mi Corazón, les digo: ustedes no están enamorados de Dios, porque aún domina el ego humano, el pensar, el actuar, el creer que lo que mi ego me orienta es el camino correcto. ¡No se han dejado vencer por Dios! ¡La prepotencia y la soberbia matan sus almas!
Queridos hijos, humildad, penitencia y oración. ¡Escúchenme y obedézcanme! Si se entregan más a la oración, si practican más momentos de silencio, podrán comprender Mis Palabras. ¡Hagan lo que Mi Hijo les pide!.
Pequeño, Yo sé que sufres inmensamente las agonías que Mi Hijo te comparte. Te digo hijo que no te desanimes. ¡Sigue sufriendo por Él! Jesús con tu dolor está haciendo grandes obras. ¡Sigue agonizando con Jesús! Hijito, tu dolor nos consuela. Nuestros Sagrados Corazones están en ti y también en ti está Nuestro Infinito Dolor. Te digo esto para que sepas el gran bien que haces ofreciendo. Nos consuelas. No te entristezcas que, aunque veas que tus hermanos en el mundo no cambian, Nuestros Corazones son consolados.
Les doy Mi Bendición Maternal: en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.