Pequeña nada de mi Sagrado Corazón Eucarístico:
El Espíritu Santo ha actuado en tu alma. Con mi Santa Mamá, te han puesto en el fuego ardiente de mi Sagrado Corazón, y en este fuego de amor reparador te consumes junto a Mí. Yo, te consumo a ti, mi pequeña nada, ofreciéndote conmigo al Padre Tierno y Misericordioso a través de la pasión escondida, que comparto contigo, de los dolores y de la Cruz.
Te ofreces en reparación y nuestros Sagrados Corazones, por medio de tus ofrecimientos, encuentran una plegaria por nuestras intenciones, que son: la santidad de los sacerdotes, que todos los hombres reciban el amor de Dios en el corazón, y que el Espíritu Santo reine con nuestros Dos Sagrados Corazones. Y, por estas intenciones nuestras, tú te ofreces como víctima por amor.
Con mi Sagrado Corazón Eucarístico te bendigo. Y mi Madre también te bendice exudando, en tus manos, sus Lágrimas misericordiosas.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.