Alabado sea el Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús.
Mis queridos hijos:
El Padre, que es toda misericordia, desea que todos los hombres reciban el Don del Espíritu Santo, para que lleguen a la verdad de la Iglesia y de los sacramentos, y se salven.
Por esta salvación de las almas, el Padre Tierno y Misericordioso ha enviado a nuestros Sagrados Corazones a transmitir los Últimos Llamados de Amor y Conversión a los hombres.
Queridos hijos, escuchen nuestros Llamados con el corazón, para que, mediante la oración y la meditación puedan ver que la Gran Señal ya apareció. La Gran Señal es mi advocación: el Corazón Doloroso e Inmaculado de María, la Mujer del Sol Vestida.
Están viviendo, queridos hijos, la Era de la Mujer Vestida del Sol, la Era del Corazón Doloroso e Inmaculado. Escuchen a su Madre.
Les doy mi bendición Maternal.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.