Santa María de las Victorias, El Crucero, Managua, Nicaragua.
Queridos hijos, hoy vengo a esta tierra para llenarla de las fragancias de mi Hijo Jesucristo.
Yo soy Corredentora, la perfecta Colaboradora de la Obra de la Redención. Yo soy Victoriosa porque soy la Mujer vestida de Sol con la luna bajo sus pies[1].
Yo deseo que Nicaragua se convierta, recen diariamente el Santo Rosario y se confiesen. Pido para el mundo oración, sacrificio y penitencia, les acercará a mi Hijo Jesús en la Sagrada Eucaristía y visítenlo siempre en el Tabernáculo.
Queridos hijos, vengo a consagrar Nicaragua a Nuestros Dos Corazones Unidos y les entrego la Paz del Señor, del Sagrado Corazón de mi Hijo Jesús.
Yo estoy con ustedes y siempre estaré intercediendo por ustedes.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.
[1] Apocalipsis 12, 1