Madre y Reina universal.
Querido hijo, soy su Madre y Reina universal, desciendo sobre el mundo con el deseo de abrir sus almas que deben entregarse al Padre.
Consagro tu corazón, hijo, y deseo consagrar el corazón de cada hijo que quiera consagrarse a Mí, como siervo y apóstol.
En mi Doloroso e Inmaculado Corazón, hoy invito a la oración y a la conversión. Les digo que vendrán cambios para el mundo y la Iglesia. Guerras que estaban dormidas volverán a despertar y pronto Rusia se despertará con hambre y deseo de venganza. Alístate mi niño, el mundo no desea cambiar y es inminente el cumplimiento de mi mensaje, te envío mi Elías, mi carmelita, a salvar almas.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.