14 de septiembre de 2014 – LLAMADO DE AMOR Y CONVERSIÓN DEL SANTÍSIMO SIERVO DE JESÚS Y MARÍA, FRAY PIO DE PIETRELCINA

14 de septiembre de 2014 – LLAMADO DE AMOR Y CONVERSIÓN DEL SANTÍSIMO SIERVO DE JESÚS Y MARÍA, FRAY PIO DE PIETRELCINA

Urgencia de ser apóstoles.

Veo en una visión interior al Santo Padre Pio. 

Dice:

Hoy me envía el Sagrado Corazón de Nuestro Redentor a entregarles un mensaje de amor. Los invito a unir la Devoción de la Preciosísima Sangre a la del Corazón Doloroso e Inmaculado de María. Porque la mayor devota a la Preciosa Sangre ha sido la Santa Madre María, que nos ha realizado la Obra de la Corredención, la Sangre Bendita de María, Madre Nuestra, es la misma Preciosa Sangre que ha derramado Nuestro Señor. 

Ya ha llegado el tiempo que proclaméis la urgencia de ser apóstoles y evangelizadores de tan gran Corazón, de esta afligidísima Madre. 

Vuestras vidas deben tornarse al Padre, debéis consagrar vuestras vidas y comprender la urgencia de esta Consagración. Deben ser molidos y triturados como el trigo.

Escuchad estos Llamados con la mayor devoción. El mundo debe consagrarse, así como lo ha hecho el Supremo Pastor, Francisco, esta Consagración del Santo Padre[1] ha retrasado la tercera guerra mundial. Pero, hoy digo, consagrad cada hogar y familia a los Sagrados Corazones Unidos de Amor.

Yo, Fray Pio de Pietrelcina y San Luis Grignion de Montfort, oramos por ustedes.

Manuel, ve y predica la importancia de la Consagración al Sagrado Corazón de Jesús y al Doloroso e Inmaculado Corazón de María.

Consagración a los Corazones Unidos de Jesús y María

Queridísimos Corazones de Jesús y María que tanto sufren y tanto aman, tomen mi cuerpo y mi alma, elévenme a la Sacrosanta y Trinitaria Gloria.

Yo (…), quiero consagrarme a ustedes en cuerpo y alma, entregar mis obras y mi vida, para ser Apóstol de sus Corazones Gloriosos.

Consagro mi país, mi familia, mis actos, todo lo que tengo, lo que soy y lo que hago.

Cubro mi consagración con la Preciosa Sangre de Cristo † En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Y la protejo con las Lágrimas de la Divina Señora † En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

La resguardo con la Espada de San Miguel, para vivir en la Divina Voluntad: haciendo, amando, sirviendo, viviendo, entregándome, desde hoy hasta el día de mi encuentro pleno con Cristo. Amén.


[1] se refiere a la Consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María 13 de octubre de 2013

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