14 Septiembre 2014 – Llamado de Amor y Conversión del Santísimo Siervo de Jesús y María, Fray Pio de Pietrelcina

Veo en una visión interior al Santo Padre Pio.
Dice:

Soy Fray Pio de Pietrelcina, hoy me envía el Sagrado Corazón de Nuestro Redentor a entregarles un mensaje de amor. Los invito a unir la Devoción de la Preciosísima Sangre, a la del Corazón Doloroso e Inmaculado de María. Porque la mayor, devota, y piadosa oración a la Preciosa Sangre la ha dirigido la Santa Madre
María, que nos ha realizado la Obra de la Corredención, la Sangre Bendita de María, Madre Nuestra, es la misma Preciosa Sangre que ha derramado Nuestro Señor.

Ya ha llegado el tiempo que proclaméis la urgencia de ser apóstoles y evangelizadores de tan gran Corazón, de esta afligidísima Madre.

Sus vidas deben tornarse alabanza al Padre, deben consagrar sus vidas y comprender la urgencia de esta Consagración. Deben ser molidos y triturados como el trigo. Escuchen estos llamados con la mayor devoción. El mundo debe consagrarse, así como lo ha hecho el Supremo Pastor, Francisco, esta Consagración del Santo Padre (se refiere a la Consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María 13 de octubre de 2013) ha retrasado la tercera guerra mundial y ha obtenido una ayuda especial para la Iglesia. Pero hoy les digo hablen con sus pastores y consagren cada hogar y cada familia a los Sagrados Corazones de Amor.

Yo, Fray Pio de Pietrelcina y San Luis Grignion de Montfort, oramos por ustedes.

Manuel, ve y predica la importancia de la Consagración al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado y Doloroso Corazón de María. Juntos ceguemos a Satanás. Luchemos por este país, Nicaragua ha sufrido y cuánto seguirá sufriendo. ¡Cambia! Oh, nación, ¡y vuelve tu corazón a DIOS!

Consagración a los Corazones Unidos de Jesús y María
Queridísimos Corazones de Jesús y María que tanto sufren y tanto aman, tomen mi cuerpo y mi alma, elévenme a la Sacrosanta y
Trinitaria Gloria.

Yo (nombre), quiero consagrarme a ustedes en cuerpo y alma, entregar mis obras y mi vida, para ser Apóstol de sus Corazones Gloriosos.

Consagro mi país, mi familia, mis actos, todo que tengo, lo que soy y lo que hago.

Cubro mi consagración con la Preciosísima Sangre de Cristo † En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Y la protejo con las lagrimas de la Divina Señora † En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. La resguardo con la Espada de San Miguel.
Para vivir en la Divina Voluntad: haciendo, amando, sirviendo, viviendo, entregándome, desde hoy hasta el día de mi encuentro pleno con Cristo. Amén.

Los bendigo hijito y hermanos, preparen el terreno, tiren las redes y pesquen almas.