15 de septiembre del 2025 – LLAMADO DE AMOR Y CONVERSIÓN DE DIOS PADRE TIERNO Y MISERICORDIOSO

15 de septiembre del 2025 – LLAMADO DE AMOR Y CONVERSIÓN DE DIOS PADRE TIERNO Y MISERICORDIOSO

Hora 0 del 15 de septiembre de 2025.

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra.

Dios te salve.

A ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos. Y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.

Oh, Clemente, …

Pequeño rebaño, de nosotros, la Santísima Trinidad.  Como el Padre del amor, de la luz, de la misericordia, los llamo con voz paciente a que abran su voluntad a mi amor misericordioso, y el amor trinitario pueda entrar en su existencia plena y sean transformados por este amor trinitario.

Hijos, deseo que comprendan que yo no vengo a condenar al mundo. Al contrario, envié a mi Hijo para que, sacrificado en la cruz, salvara al mundo.

Y ese es mi propósito en estos Últimos Llamados de Amor y de Conversión.

Y es mi propósito desde la creación y la eternidad, que esta Obra Magna sea un instrumento de mi amor para sanar el corazón de los hombres.

Amados hijos, deseo que sepan: vengo a sanar al mundo, vengo a salvar al mundo, vengo a renovar al mundo.

Ese es el propósito de esta revelación: sanar al mundo.

Solo la sanación del mundo podrá realizar el Triunfo del Corazón de María y el Reinado Eucarístico del Corazón de Jesús.

Que mis hijos en el mundo me escuchen y que sepan que les he dado un medio para sanar: la Obra Magna.

Los amo y los bendigo.

En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios.

No desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades. Ante bien, líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita.

Amén.

Cruz gloriosa, sálvanos.

Cruz gloriosa, sálvanos.

Cruz gloriosa, sálvanos.

Amadísimos hermanos, concluimos nuestra hermosa jornada en honor a la Cruz Santa, a la Cruz del amor, a la Cruz bendita y divina.

Con inmensa alegría, amados apóstoles, hemos concluido nuestra Jornada hoy, para mañana seguir celebrando este amor con las lágrimas de nuestra Madre, lágrimas de salvación.

Hoy el Padre nos ha dicho que ha venido a sanar y a salvar al mundo.

Seamos los primeros en dejarnos sanar por su amor, para que sanemos a nuestros demás hermanos. Con inmensa alegría decimos: Viva Jesús, viva María, viva José y viva la Cruz.

Nos reunimos mañana para escuchar a nuestra Madre, para honrar sus dolores, para servir a nuestra Reina, para sanar con nuestro amor y nuestra oración al mundo.

Paz y alegría en Jesús, José y María.

Viva la Cruz. Fiat. Fiat.

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