15 Julio 2015 – Llamado de Amor y Conversión del Corazón Doloroso e Inmaculado de María

15 Julio 2015 – Llamado de Amor y Conversión del Corazón Doloroso e Inmaculado de María
Hijo, tu fe es grande. 
Hijo, tu fe es grande, es grande porque no me ves con el cuerpo y la razón, sino con tu espíritu y corazón. El señor te ama y a toda tu familia, tus padres centinelas y custodios que te ayudan en esta misión, y los más perseverantes y que más renuncias han hecho, junto a ti, para servir. Gracias hijito, por sacrificarte en todo tiempo y momento. Mi Corazón Doloroso e Inmaculado se alegra de estar aquí, en mi santuario, en esta pequeña Fátima de los últimos tiempos, en este pequeño huerto de Getsemaní donde los Corazones Unidos de Jesús y María agonizan junto a ti. 

Hijito, mi alegría es grande al ver tu esfuerzo para llevar Mi Palabra, para presentarse ante las autoridades de la tierra, para obedecer la Autoridad del Cielo. Hijito, esto también lo sufrieron los Profetas, Yo Tu Amada Madre, y Jesús para servir al Señor, en todo tiempo y circunstancia.  Hijitos, pero también mi dolor es grande al ver tanta tibieza en los corazones de los hombres, al ver tanta indiferencia ante Mi Presencia Materna. 

Hijitos, el Brazo del Señor pesa sobre el mundo. Hijitos, el Corazón del Señor sufre, cuantas almas dicen “si” y con sus obras rechazan Mi Invitación. 

Hijito, la tibieza espiritual pesa sobre el mundo, y por eso vengo nuevamente a llamarlos a la conversión, a la entrega, a la consagración, a la renuncia, porque hay que renunciar para poder aceptar el Mensaje del Señor. Sin renuncia no hay entrega, sin amor no hay fidelidad y compromiso. 
Hijito, ora, ora, ora, para que los hombres se den cuenta en el estado que viven. Ora para que sean iluminados por el Espíritu Santo, ora para que sean tocados por Mi Fuerza de Madre, por la conversión. Hijitos, abran sus corazones, porque la dureza de los corazones hiere Mi Corazón. Corazón que tanto les ama pero que tanto sufre por causa de los hombres. 

Hijito, Yo bendigo y consagro este cuarto con la Sangre Sacrosanta del Cordero. En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Ave María Purísima, sin pecado concebida.