Desde el momento en que Adán y Eva cometieron el pecado de la rebelión a Dios, y el Padre todo Tierno y Misericordioso, pero Justo, según su voluntad, anunció a la Mujer y al Hijo de la Mujer que aplastaría la cabeza de la serpiente Antigua, desde el primer momento la Madre y el Hijo estaban Unidos en el eterno presente de Dios.
El Padre, desde ese mismo instante, quiso enviar al Verbo, nacido de Mujer, para redimir a todos los hombres. Y el Verbo, Jesús, mi Hijo, me unió a su sacrificio por la salvación de todos.
Soy la Madre de todos los pecadores. Soy el Corazón Doloroso al pie de la Cruz.
Los invito a unirse a mi Corazón de Madre a través de la oración constante, y obedeciendo con fe, mis Llamados de Amor, vivir mis deseos maternales. Y mi deseo Maternal es que hagan lo que Jesús les dice.
Les doy mi Bendición Maternal.