En mi Casto y Amante Corazón, Dios Padre ha querido confiar a los Sagrados Corazones de la Madre y del Hijo, para que Yo fuera su custodio, su protector, y el primer apóstol de los Sagrados Corazones.
A la Madre, custodiarla como esposo virginal. Y al Hijo, custodiarlo como padre legal. En santidad, entregando mi voluntad humana para vivir de la Divina y en esa Divina Voluntad, amar, servir, trabajar y cuidar de Jesús y de María.
La espiritualidad de este Apostolado la viví Yo primero. Cuando peregriné en la tierra, fui el primer apóstol de los Sagrados Corazones y también: el consolador, el servidor, el esposo y el padre de estos Sagrados Corazones.
Yo quedaba en éxtasis escuchando el palpitar de estos Dos Corazones, y así, en un silencio orante, aprendiendo a ser un buen apóstol de estos Dos Corazones.
Del mismo modo, en estos Últimos Tiempos, Dios Padre me ha confiado a su resto fiel, para que con mi testimonio de vida y con los Llamados de Amor y Conversión, enseñe y guíe a estos apóstoles de los Últimos Tiempos, para ser verdaderos siervos, consoladores y servidores de estos Dos Corazones.
Con el Apostolado y con la advocación de mi Casto y Amante Corazón, Dios Padre quiere formar al Ejército de Jesús y de María.
Como el protector de este Ejército Eucarístico y Mariano, los bendigo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.