Los hijos de mi Doloroso e Inmaculado Corazón: hijos y apóstoles de los Últimos Tiempos.
Queridos hijos de mi Doloroso e Inmaculado Corazón:
Son ustedes los apóstoles de los Últimos Tiempos, apóstoles de amor y dolor, apóstoles que sufren y aman junto a Mí, su Santa Madre, al pie de la Cruz.
Quiero apóstoles que consuelan a mi Doloroso e Inmaculado Corazón, les llamo y convoco a la conversión, hacia el Sagrado Corazón de mi Hijo, conviértanse en este instante.
Hijos, les llamo a la conversión, conversión en el amor, la paz, la fe, en la unidad, únanse a mi Doloroso e Inmaculado Corazón y llénense de mis gracias.
Obedezcan a mi Hijo, esto es lo que más anhela vuestra Madre acuérdense que les dije: “hagan todo lo que Él les diga”[1]. Hoy, vengo nuevamente a decirles: “hagan todo lo que Él les diga”.
Conozcan a mi Hijo en la Sagrada Eucaristía[2] y en la Sagrada Escritura[3], en ella está revelada la voluntad de mi Hijo, en ella crezcan y vivan, apóstoles míos.
Yo soy vuestra Madre que les enseña. El mundo está muy mal debido a que no aman a Nuestro Señor y Padre, y en consecuencia de ello, no hay amor entre ustedes.
El mundo de hoy está guiado por el paganismo, el egoísmo y la soberbia que reina en los corazones de muchos de mis pobres hijos. Yo vengo a ayudar a la salvación de sus almas. Abran las puertas porque mi Hijo se acerca. Sean apóstoles de mi Doloroso e Inmaculado Corazón y complazcan a Dios, Nuestro Señor, al que mucho se le ha ofendido.
Mis apariciones, manifestaciones a mis escogidos, videntes e instrumentos, representa mi presencia en el mundo y mi intercesión ante el Trono del Eterno Padre.
Quiero la salvación de todos los hijos y los quiero juntos en el retorno de mi Hijo. Por eso, hijos, con la oración, sacrificio y penitencia preparen sus almas.
Oren, oren, oren para que el Reinado del Sagrado Corazón de Jesús descienda al mundo.
Les ama y bendice vuestra Madre María, Reina victoriosa en el Sagrado Corazón de Jesús y en la Santísima Trinidad.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima sin pecado original concebida.
[1] Juan 2, 5: ‘Pero su madre dijo a los sirvientes: hagan lo que él les diga’.
[2] Juan 6,54: ‘quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo le resucitaré el ultimo día’. Nuestra Santa Madre dice: Conozcan a mi Hijo en la Sagrada Eucaristía, es decir creer y reconocer a su Hijo, realmente presente en la Sagrada Eucaristía.
[3] Reconocer a Jesús presente en la Sagrada Escritura como el Verbo hecho carne: “quien desconoce las Escrituras, desconoce a Cristo”. San Jerónimo.