Queridos hijos, que sus corazones sean corazones de reparación, que en sus corazones, mi Hijo Jesús encuentre consuelo y alivio.
Pequeños, que en sus corazones reciban el Amor Santo de Dios y den amor a los hermanos. Reparen el Corazón de mi Hijo reparando, también, el corazón de los hermanos. Mi mensaje de Fátima también es un mensaje y una invitación a la caridad.
Queridos hijos, sean mis apóstoles con su testimonio de vida. Sean apóstoles que amen a mi Hijo presente en la Santa Eucaristía y en el corazón de los hombres.
Pequeños, sean mis apóstoles y transmitan mis mensajes con sus acciones y testimonios para que mi Hijo sea consolado y glorificado por cada uno de ustedes. Mi invitación es que también sean apóstoles de la caridad.
Les doy mi bendición maternal. Mediten siempre mis palabras.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Ave María Purísima, sin pecado original concebida.