Queridos hijos, recorramos juntos el Camino de la Cruz. Salgo, coronado de espinas, flagelado, sin dignidad, como al Cordero que llevan al Altar para el sacrificio, y salgo caminando, cargando la pesada Cruz, entre insultos, entre bofetadas, me tiran piedras, me dan latigazos, pero camino hacia el Calvario.
Cargo Mi Cruz y soporto todos estos sufrimientos, con Amor, por cada uno de ustedes, por el mundo, por Mi Iglesia. Camino marcando el suelo con la Sangre, que fluía de Mi Cuerpo, herido y maltratado, y es por esta Sangre, derramada, que sus pecados son perdonados y liberados de la esclavitud del Demonio. Y es en este Camino de la Cruz donde encontrarán el Verdadero Amor, la Verdadera Compasión, la Mística Unión de Dios con los hombres.
¡Recorran Conmigo el Camino de la Cruz! Los del mundo insultan, ofenden, y los Míos van Conmigo, a Mi Lado, ayudándome con la Cruz. ¡Vengan Conmigo y les daré Vida Nueva! ¡Pasemos por el Calvario para llegar a la Resurrección! Yo camino, también, con las pequeñas almas, que con amor se ofrecen y cargan su cruz.
Animo, queridos hijos, todos los sufrimientos que soportan: Ofrézcanlos. ¡Imítenme! Carguen con esos sufrimientos junto a Mí, su Maestro. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.