Mi Corazón Eucarístico recibe consuelo con la Coronilla de Reparación a la Santísima Trinidad por los pecadores. ¡Cuántas almas por medio de esta Coronita de Amor Reparador obtendrán por Misericordia el Don de la conversión! Mi pequeño Elías, consolador de Mi Tristísimo Corazón, deseo compartir contigo Mis Derramamientos Amorosos del Amor Infinito de Mi Corazón, que ama tanto y que sólo desea ser correspondido con Amor: Amor Santo, Amor Caritativo, Amor Misericordioso. Porque como ya anteriormente te lo he hecho saber, mi pequeño, Yo también quiero y espero de los hombres misericordia hacia Mí.
¡Manuelito de Mi Sagrado Corazón, el hombre me trata tan mal! Pequeñito, en la gran revelación que hago aquí sobre Mi Sagrado Corazón reúno Mi Misericordia Divina, Mi Santísimo Cuerpo Eucarístico, Mi Corazón Abierto en la Cruz, es decir, así como me has visto, reúno todas las revelaciones y atributos de Mi Persona, Humana y Divina, en una sola y gran revelación: Mi Sagrado Corazón Eucarístico.
A ti, pequeño, se te han entregado los Epílogos Finales de Nuestros Sagrados Corazones, porque son hoy el remedio del mundo, la sociedad y la Iglesia. Aquí mis revelaciones, y agrego auténticas revelaciones, se conjugan, reúnen y resumen en una sola: Mi Sagrado Corazón. A la vez invito a los Apóstoles de Nuestros Sagrados Corazones, y a toda la humanidad, que a la luz de Nuestros Llamados de Amor y de Conversión siempre hagan un examen de conciencia.
A la luz de los Últimos Llamados Celestiales a la humanidad examinen sus corazones, conciencias y vidas. Así reconocerán sus pecados o imperfecciones, reconocerán lo que los aparta o acerca a Mí, lo que deben dejar o mejorar. Si revisan sus vidas con Mi Evangelio y Mis Llamados de Amor y de Conversión el dolor moral y espiritual en el Aviso o en su juicio particular disminuirá, pues estarán limpios. Cuando reconozcan sus fallas, las confiesen, y se enmienden será así. Pequeñito, dile al mundo que todo es condicional. Yo quiero salvar al mundo no condenarlo, pero sus pecados me hacen a un lado y me alejan de ustedes. Mi niño, ¡cuánto amo a esta generación! Pero son mal agradecidos.
Te imparto Mi Bendición: en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
¡Manuelito de Mi Sagrado Corazón, el hombre me trata tan mal! Pequeñito, en la gran revelación que hago aquí sobre Mi Sagrado Corazón reúno Mi Misericordia Divina, Mi Santísimo Cuerpo Eucarístico, Mi Corazón Abierto en la Cruz, es decir, así como me has visto, reúno todas las revelaciones y atributos de Mi Persona, Humana y Divina, en una sola y gran revelación: Mi Sagrado Corazón Eucarístico.
A ti, pequeño, se te han entregado los Epílogos Finales de Nuestros Sagrados Corazones, porque son hoy el remedio del mundo, la sociedad y la Iglesia. Aquí mis revelaciones, y agrego auténticas revelaciones, se conjugan, reúnen y resumen en una sola: Mi Sagrado Corazón. A la vez invito a los Apóstoles de Nuestros Sagrados Corazones, y a toda la humanidad, que a la luz de Nuestros Llamados de Amor y de Conversión siempre hagan un examen de conciencia.
A la luz de los Últimos Llamados Celestiales a la humanidad examinen sus corazones, conciencias y vidas. Así reconocerán sus pecados o imperfecciones, reconocerán lo que los aparta o acerca a Mí, lo que deben dejar o mejorar. Si revisan sus vidas con Mi Evangelio y Mis Llamados de Amor y de Conversión el dolor moral y espiritual en el Aviso o en su juicio particular disminuirá, pues estarán limpios. Cuando reconozcan sus fallas, las confiesen, y se enmienden será así. Pequeñito, dile al mundo que todo es condicional. Yo quiero salvar al mundo no condenarlo, pero sus pecados me hacen a un lado y me alejan de ustedes. Mi niño, ¡cuánto amo a esta generación! Pero son mal agradecidos.
Te imparto Mi Bendición: en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. Ave María Purísima, sin pecado concebida.