Queridos hijos:
Nuevamente les digo, están viviendo tiempo de gracia y misericordia porque a esta generación se le ha concedido vivir la era de los Dos Testigos del Padre Tierno y Misericordioso.
Los Dos Testigos por excelencia que, en plenitud, viven este ministerio profético:
- La Señora Vestida del Sol, el Corazón Doloroso e Inmaculado de María.
- Y, el Cordero de Dios, que es el Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús.
Son los Dos Testigos del Padre Misericordioso.
Y la predica de estos Dos Corazones, Testigos de la misericordia de Dios, son estos últimos Llamados de Amor y de Conversión.
¡Invóquenme! Yo les ayudaré a comprender esta Obra Magna de Dios, por medio de sus Dos Testigos, los Sagrados Corazones Unidos de Jesús y de María.
Yo, el Espíritu Divino, los bendigo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.