Muy amados hijos, deseo invitarles a que tomen mis mensajes con mucha seriedad y disposición del corazón. El tiempo se agota y muchos de mis hijos están en el mundo viviendo como ovejas sin pastor; es por eso que, una vez más, Jesús envía mi Corazón Doloroso e Inmaculado a llamar a todos los pueblos a mi Corazón Maternal, para que, a través de mi Corazón, reciban el amor, el perdón y la paz.
Queridos hijos, es muy necesario un cambio de corazón. Permítanme, queridos hijos, decirles que cuando ustedes quieren cambiar se olvidan también de cargar la cruz, y el alma que quiere cambiar, cambiará cargando la cruz.
Muchos creyentes creen que acercarse a mi Hijo es alejarse del sufrimiento. Y no es así, queridos hijos, el que se acerca a mi Hijo debe cargar su cruz, debe sufrir y reparar sus pecados y los del mundo.
También, queridos hijos, muchos se preguntan, muchos quisieran saber cuánto aman a
Jesús; Yo les digo, hijos, que, así como ustedes aman y se relacionan con vuestro prójimo, así aman y es su relación con mi Hijo.
Hijos míos, en estos tiempos urge que ustedes vivan con responsabilidad la caridad, la perseverancia y la aceptación de la cruz. No se alejen de esto, para que no se desvíen del camino que mi Hijo les ha indicado. Pequeños, quiero la salvación de todos y eso se logrará con la oración y con la aceptación de mi mensaje.
Yo les bendigo como tierna Madre.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.