Soy la Señora del Santo Rosario.
¡Alabado sea Jesucristo!
Yo vengo como la buena Madre de todos los hombres. Desde lo alto del Cielo bajo a ustedes para escuchar sus oraciones. Soy la Señora del Santo Rosario, soy la Madre que quiere reunir a todos mis hijos bajo mi manto. Por eso, alégrense y regocíjense en torno a su madre.
Queridos hijos, hoy derramo infinidad de gracias sobre todo el mundo, es la respuesta a sus oraciones.
Hijos, oren, oren, oren. Ya estáis entrando en tiempos de tribulación. Sólo basta con mirar la violencia en el mundo y el odio en el mundo y en las familias. Sólo el sacrificio, la oración y la penitencia podrán mitigar este tiempo que estáis viviendo. Conságrense pues a mi Corazón…sus hogares, sus familias, sus hijos.
Lleven sobre sus cuerpos objetos benditos. Invoquen la unción de mis santísimas lágrimas y Yo estaré con ustedes todo el tiempo.
Querido hijo, hoy te revelo que el día de mi nacimiento es el 5 de agosto. Prepárense para ese día con oraciones y ayuno –la Santísima Madre los tiene a todos en su Corazón–.
Reciban a mi Hijo Jesús en la Sagrada Eucaristía.
El Rosario de mi Corredención que te he revelado, él mitigará la oscuridad de muchos hijos[1].
Les entrego mi santísima Bendición Maternal.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.
[1] La promesa del Santo Rosario de la Corredención.