Festividad del Santísimo Nombre de Jesús
Escribe, hijito mío, las palabras de mi Corazón Doloroso e Inmaculado. Este Corazón Materno, de creatura que ama porque se ha entregado completamente a la escucha de la Palabra de Dios y a su santo servicio, no sólo desde el momento de la Encarnación – que fue el momento inicial de mi misión Corredentora–, sino que, desde antes y muy pequeña, me entregué al servicio de nuestro Abba Dios.
Mi pequeño, sólo los corazones que estén abiertos y dispuestos al servicio del Padre podrán gozar de su Amor y Presencia; pues estos corazones que con gozo y arrepentimiento lo reciben, han dado su voluntad a Dios y obedecen con alegría su Palabra y gozan de su Reinado en sus corazones y vidas. Estos corazones –que sí deseo que sean también todos los hombres– han entendido el misterio del Dulce y Santo Nombre de Jesús: Dios que salva. Cuando el corazón del hombre entroniza el Santo Nombre, y se goza en Él, y vive en Él, ha descubierto que Dios-Hijo, Jesús, lo ha salvado.
Pequeño, mi Casto Esposo San José y Yo, fuimos los primeros Corazones que, con la fuerza del Espíritu Santo, hemos entronizado este Nombre Poderoso, viviendo de Él y reflejándolo solo a Él. Poderoso Nombre que salva al Pueblo escogido, es decir, a la Iglesia. Por eso, deseo que las almas que viven y aceptan mis mensajes y son consagrados a mi Corazón, entronicen y glorifiquen este Santo y Dulce Nombre.
Pequeño, en Fátima he querido glorificar este Glorioso Nombre en toda la tierra, por eso las almas fieles mediten en mi Mensaje, vívanlo. Y como quise dar a conocer a mi Hijo en Fátima, lo doy a conocer a mis pequeños apóstoles; Jesús es el dulce y Santo Nombre de Fátima.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Ave María Purísima, sin pecado original concebida.