Pequeña nada, alma desposada con tu Dios Trinitario:
Son tantas las gracias reservadas para estos Últimos Tiempos y, gracias profetizadas. Todos los santos del Cielo y todas las almas benditas del Purgatorio desearon vivir esta era, la Era de la Mujer Vestida del Sol y del Cordero, mis Dos Testigos que están predicando a toda la tierra a través de los Últimos Llamados de Amor y de Conversión.
Mi pequeña víctima ora y ofrece tu pasión oculta, para que tus hermanos, auxiliados por el Divino Espíritu, puedan entender que están viviendo el Tiempo de los Dos Corazones: la Mujer, como gran señal, con su Doloroso e Inmaculado Corazón y el Cordero Eucarístico, el Corazón de Dios-Hijo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Ave María Purísima, sin pecado original concebida.