El mundo es sordo a mi voz.
Yo soy el Sagrado y Agonizante Corazón de Jesús. El mundo vive sordo a mi voz, sin embargo, quiero que sus almas no sólo escuchen este mensaje, sino que guarden mis Palabras.
Vengo a disipar toda duda de Mí, en ustedes, quiero que de su interior se disipe toda duda, violencia y falta de fe en Mí. Quiero que me amen con sinceridad y no sólo de palabras.
Muchos dicen conocerme y amarme, pero son instrumentos de calumnias y mentiras.
Muchos dicen conocerme y amarme, pero prefieren: el pecado, la sensualidad, el orgullo, la vanagloria y el no amar… que, a Mí, Jesús, que agonizo por sus pecados.
Yo deseo almas vivas, no muertas. Perfectas, santas, que digan “si”, y no mediocres. Quiero almas valientes y decididas en la labor de extender el Reinado de Nuestros Corazones Unidos.
Mi Madre está contigo, mi pequeño siervo, y con todos aquellos que vengan acá con recta intención.
Les pido: oren y trabajen desde el silencio y la obediencia.
Oren para que mi Madre, el Rayo hermoso de la Aurora, y la Llama de Amor de del Corazón Doloroso e Inmaculado de María, cieguen a Satanás y todos los inmundos que buscan la condenación de mis almas.
Si oran y son obedientes a mis Llamados, triunfarán, si perseveran en oración.
Quiero sinceridad en ustedes y busquen, de verdad, con el alma y la pasión de sus pequeños corazones, mi Reino.
Mi Sagrado y Agonizante Corazón les ama.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.