Querido hijo:
Yo, como tu Padre en el Cielo, te confirmo con mi Casto y Amante Corazón como el heraldo enviado para anunciar el gran Reinado de los Tres Sagrados Corazones Unidos que iniciará con el gran Pentecostés que se realizará en el mundo.
Hijito, nuevamente ratifico tu fidelidad, tu constancia y tu fuerza dada por nuestros Sagrados Corazones para ser nuestra alma victima, en el cuerpo, en el alma, en el sentimiento. Eres una ofrenda victima en todos los aspectos de tu ser en el que nuestros Sagrados Corazones se recrean y descansan.
Yo deseo exhortar a todos los apóstoles de los Sagrados Corazones a mantenerse fiel a la espiritualidad del Apostolado y no caer en la avaricia del Espíritu que consiste en buscar aquí y allá lo que en el Apostolado ya lo tienen entregado completo, en gracia.
¡Escuchen, nuestros Últimos Avisos! todo lo que el Cielo les quiere revelar por medio de revelaciones privadas al servicio de la Iglesia y del Evangelio, están siendo dados en los Últimos Llamados de Amor y de Conversión. Si viven los Llamados entonces caminarán fieles en la Verdadera Devoción a los Sagrados Corazones Unidos de Jesús y de María. Céntrense en el Espíritu de nuestro Apostolado. Los invito a leer y a meditar en el Libro de los Gálatas, capítulo 4.
Con mi Casto y Amante Corazón los bendigo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.