Queridos hijos, deseo enseñarles uno de los Atributos que la Misericordia de Dios me ha otorgado y es que, por Su Misericordia, la Santísima Trinidad me ha consagrado como el Altar del Cielo.
Mi Corazón Doloroso e Inmaculado es el Altar Celestial y es el Perfecto Sagrario. Es el Sagrario Vivo, porque en Mí se hizo Carne la Palabra de Dios y habita la Augusta y Divina Trinidad: en Mi Corazón, en Mi Vientre, en todo Mi Ser.
Mi Corazón Doloroso e Inmaculado es Altar, porque en Él se ha entregado el Sacrificio de Dios; Dios Todopoderoso se ha reducido al estado de Criatura, para salvar a los hombres. En Mi Altar Dios Hijo se entregó a Dios Padre y a través de este Altar, que es Mi Corazón, Dios Espíritu Santo vino del Cielo a toda la Iglesia. Es en Mi Corazón Inmaculado, queridos Hijos, que les pido entréguense al Padre como las ofrendas se entregan en el Altar.
Pequeños, el Cielo necesita de almas que se entreguen, que se donen, y que vivan con humildad, con sinceridad, y testimoniando a todos el Amor de Dios: en la oración, en el ayuno y en la vida sacramental. Así, queridos Hijos, se entregarán a la Santa Trinidad en el Altar de Mi Corazón Inmaculado.
Les amo y les bendigo: en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.