Mi pequeña alma:
Yo Soy el Agnus Dei. El Cordero marcado con el sacrificio de la Cruz, pero a la misma vez en la Gloria, reinando con el Padre Misericordioso. Soy el Sagrado Corazón Eucarístico, Hostia y Sacerdote.
Mi pequeño, he mirado tu alma necesitada, tu alma pobre y pequeña. Hacia tu debilidad me he inclinado y te he dicho: sígueme. Amado hijito, te he llamado para que des a conocer el tesoro escondido de mi Sagrado Corazón Eucarístico. Te escogí necesitado para que, con misericordia, des las riquezas de mi Corazón Eucarístico a las almas también necesitadas.
Pequeña víctima, que se ofrece a mi Corazón por las almas necesitadas, te bendigo.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.