Alabados sean los Sagrados Corazones de Jesús y de María unidos por el poder y el amor del Espíritu Santo.
Pequeño Jesús-María sigue meditando en el gran misterio de esta Obra Magna de los Dos Sagrados Corazones. El Apostolado continúa mi misión, la misión de exaltar y dar a conocer a la Madre de Dios, porque la Madre de Dios es el medio para que el Mesías, Jesucristo, reine de verdad.
El Apostolado continúa la obra de Elías: anunciar y proclamar al único y verdadero Dios, el Padre Tierno y Misericordioso.
Esta vocación de Elías es una vocación precursora, como la vivió también san Juan, el Bautista, san Juan Evangelista, san Luis de Montfort.
Y el Apostolado es el último precursor para el gran Triunfo del Corazón de la Mujer Vestida del Sol y el Reinado del Cordero Eucarístico.
Con mi intercesión los bendigo. Yo, el profeta san Elías oro por la misión precursora que se le ha confiado al Apostolado.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.